Los chicos amanecieron bien pronto, habían quedado con Cristina para pasar el día e ir de picnic con sus amigos así que prepararon unos bocadillos y se encaminaron hacia la granja de la muchacha.
Cuando llegaron dos chicos más se encontraban esperando ya allí. Cris salió y los presentó.
Anuar y Amira, eran mellizos y eran sus mejores amigos, los adolescentes tampoco abundaban mucho en aquel pueblo, su instituto estaba en el pueblo de al lado por lo que se juntaban con chicos de allí, ellos eran los únicos de Villagallina y eso unía mucho.
Fueron a un bosque donde había mesas de picnic preparadas para los visitantes, pero dispuesto de una manera que parecía que había estado ahí siempre, no parecía que la mano humana hubiese tocado absolutamente nada. Los árboles verdes, de todos los tamaños y de todas las formas inundaban aquel lugar, una charca invitaba a meter los pies y chapotear en ella y miles de senderos se abrían paso entre las espesuras para perderte y deleitarte de la naturaleza más salvaje.
El grupo de amigos estuvieron un rato charlando a la sombra de los árboles, aunque no era verano el sol picaba con fuerza abrasando con su calor. Risas y más risas era lo único que se escuchaba, los cánticos de Villagallina inundaban el silencio del bosque, Anuar lo estaba dando todo. Liath notó que siempre estaba muy pendiente de Cristina, siempre se le escapaba la mirada hacia ella, y podía notar su tensión cuando la chica hablaba más con Liath que con él.
Después de comer Anuar animó a los chicos a pescar un poquito en la charca, pero Cristina tenía otros planes.
Cogió de la mano a Liath y le ofreció un paseo.
Cristina: Yo te prometí que te enseñaría los lugares más bonitos de este pueblo y también soy chica de no romper sus promesas.
¿Os venís?
Casius ya estaba en la charca con Anuar y Amira y la verdad es que, conociéndolo, Liath estaba seguro que no le iba a interesar lo más mínimo salir a caminar y mucho menos después de comer.
Liath: ¡Me apunto! Aunque creo que a Casius hoy ya no lo sacas de la charca…
Salieron los dos hacia el sendero, en silencio, sonriendo, como si ese pequeño instante fuese un mundo, como si ese ratito a solas fuese el más feliz de sus vidas.
Era maravilloso todo aquello, Windenburg era bonito pero no le llegaba a la suela de los zapatos, toda esa naturaleza, todos esos colores te hacían sentir que pertenecías a un lugar mágico, extraordinario. Cristina habló y le sacó de sus pensamientos.
Cris: ¿Sabes que hay muchas leyendas sobre Villagallina? Dicen que hace muchos, muchos años, este lugar fue la casa de elfos y hadas. Que por estas tierras corrían centauros y sátiros.
Por eso ahora es tan verde, es tan mágico, porque su magia aún no ha desaparecido del todo, sigue latente en la tierra, en las raíces de los árboles más antiguos…
Liath: Si… tiene un cariz muy mágico todo esto… La verdad es que me encanta Popy… No nos engañaste ni un poquito.
Llegaron a un punto del sendero donde caminaban formando un círculo y en el centro de ese círculo se erigía la estatua de un caracol gigante.
Liath lo miraba entre asombrado y divertido.
Liath: Vaaaaale…
Y esto… ¿Debo creer que el rey de todas esas criaturas era un caracol gigante o cómo va?
Cristina se partía de risa, que salidas tenía ese muchacho, Liath no podía dejar de mirarla, su risa… Aquella risa desenfada y despreocupada le encantaba, hacía que su corazón latiera con fuerza…
Cris: ¡Jajaja! Nah… Los reyes de estas tierras eran hermosos Elfos, pero este caracol al final de este camino es símbolo de buenos presagios, de que has tomado el camino correcto, es señal de bonanza, sabiduría y éxito.
Desde hace mucho tiempo los lugareños dejamos ofrendas cuando queremos que nuestras cosechas sean prósperas, nuestra lana de la mejor calidad, nuestra leche la más dulce del mercado…
Liath contemplaba a Cristina como le contaba todo aquello. Realmente ella creía a pies juntillas en todas aquellas leyendas que para Liath solo eran palabrerías de los abuelos, cuentos que se contaban para divertir a los más pequeños y que finalmente habían arraigado tanto que quedaba en sus mentes como si todo fuese real, como si todo aquello hubiese pasado alguna vez.
Cris: Bueno, y como no quiero parecer una loca fantasiosa, creo que es mejor que volvamos con los chicos o van a empezar a pensar mal de nosotros…
Poniéndose colorada como un tomate por lo que había soltado y que Liath estaba casi seguro no pretendía decirlo en voz alta. Tal vez eso de ser un poquito bocazas iba en la genética.
Cuando llegaron al claro con los demás Casius y Amira no tardaron nada en empezar a bromear, mientras Liath notaba como Anuar le lanzaba una mirada desafiante.
Amira: Vayaaa… pero si se dignaron a aparecer… ¿encontrasteis un lugar cómodo chicos?
Casius: ¡jajaja! Bah… ¿Mi primo? Es lo más inocente que te puedas echar a la cara… dudo mucho que haya pasado de un beso en la mejilla, mira lo que te digo…
Anuar se iba enervando por momentos y espetó.
Anuar: ¡¿Queréis dejarlo ya?! ¡¿No veis que los estáis avergonzando?!
Vayamos ya al pueblo, pronto caerá la noche y los senderos están poco iluminados.
El camino de vuelta fue un poco tenso, al menos para Liath. Tenía claro que aquel chico sentía algo por Cristina más allá de una simple amistad. No le quitaba el ojo de encima, no perdía detalle de cada interacción que hacía con ella, al llegar al pueblo las chicas fueron a una pastelería a comprar alguna cosa para merendar, Casius con lo glotón que era no perdió oportunidad para ir con ellas y dejaron a Liath y Anuar solos.
Anuar: ¿Cuándo os marcháis?
Liath: Mañana temprano…
Anuar: ¿Vais a volver?
Liath: Bueno… no lo sé… no he pensado en ello, la verdad…
Anuar: Si no tienes nada que ofrecerle, te agradeceré no juegues con ella… Ya me conozco a muchos que se creen que por venir de grandes ciudades pueden hacer con las “pueblerinas” lo que les da la gana… Ella es diferente… Ella merece algo mejor…
Liath: Te estás confundiendo… Yo no… Ella y yo solo…
Pero no pudo terminar de decir nada porque los chicos ya volvían de la pastelería.
Lo que quedó de tarde Liath quedó más callado, más reservado, no sabía cómo actuar ante las palabras de Anuar. Él no iba buscando nada, solo quería volver a ver a una amiga con la que pasó una perfecta semana de vacaciones, aunque cierto es que desde que la había vuelto a ver no podía quitársela de la cabeza y tal vez Anuar había notado eso. Tal vez había notado que la miraba más de la cuenta, que cuando reía se quedaba embelesado, que el mínimo roce le erizaba la piel... Tal vez porque Anuar sentía exactamente lo mismo que él.
Los chicos fueron marchando y se fueron despidiendo quedando solos Cristina, Liath y Casius.
Liath: Venga Popy, ya es tarde, te acompañamos a casa.
Casius: Liath… me estoy meando mucho… joder tío yo no aguanto todo el camino…
Liath: ¡Tío! ¡Que estamos en pleno campo! Te apartas un poquito y meas…
Casius: ¡Si hombre!
Esperadme un momento… voy al bar rápido y vengo en un tris…
Cris: Liath… ¿estás bien? Llevas toda la tarde muy callado… ¿No te habrán sentado mal las bromas de Amira? Es una bruta pero en serio que lo decía de coña…
Liath: ¿Eh? No, no… Estoy bien, es solo que no tenía mucho que decir… ¡jeje!
Tal vez los muchachos estaban hablando un poquito más cerca el uno del otro de lo que deberían porque una señora aferrada a su bolso les pegó un graznido.
Sra. Culoprieto: ¡Tu! ¡Muchacho! ¿Qué le estás haciendo a mi pequeña Cris? ¡Que corra el aire!
Cris: Agnes… Tranquila, solo es un amigo y estábamos charlando, no pasa nada. Estoy bien…
Sra. Culoprieto: Mi niña… si este muchacho intenta propasarse me pegas un chillido, que le doy un bolsazo que lo dejo tonto de por vida.
La mujer se fue a pasitos cortos de allí, menudas malas pulgas gastaba la señora, cualquiera se acercaba a menos de cinco metros de la niña…
Casius salió y emprendieron camino hacia la casa de Cristina. Una vez allí los muchachos se despidieron, al día siguiente ya no se podrían ver pues emprendían viaje muy pronto.
Casius abrazó a su amiga.
Casius: ¡jo! Ha sido super guay volveros a ver… Ahora ya tenemos nuestros teléfonos, espero que nos vayamos hablando ¿sí?
Le tocó el turno a Liath y aquel abrazo fue un poquito más largo, un poquito más sentido. No le apetecía en absoluto soltarla, no quería que aquel momento terminara. Inhaló su aroma, a frutas silvestres sin duda, sintió el leve cosquilleo de su cabello en la nariz y cuando se separaron la miró una última vez, memorizando cada gesto, aquella bonita sonrisa, su recta nariz, sus ojos grandes almendrados.
Liath: Me alegra haber venido Popy… Me alegra haberte vuelto a ver…
Liath iba a marcharse ya cuando...
Cris: ¡Liath! ¡espera!
Casius se olió que aquellos dos necesitaban algo más de intimidad así que muy a su manera les espetó.
Casius: ¡Jobá tío! Que mañana hay que madrugar… yo voy tirando ya, ya me alcanzas. ¡Hasta pronto Cris!
Liath se quedó parado mirando a Cristina… No sabía cómo actuar, no sabía que hacer… Es decir, sabía lo que deseaba hacer pero no sabía si sería correcto o era lo que ella esperaba y en ese remolino de pensamientos Cris se acercó y le plantó un beso.
Cuando se separó se lo quedó mirando, con aquella mirada de interrogación, de vergüenza, de si tal vez se había excedido, de si tal vez lo había malinterpretado todo… Liath la sonrió y sin mediar palabra la atrajo hacia él devolviéndole el beso.
No necesitaban decirse nada. Con aquello se lo dijeron todo.
Ayyy pero qué momento mas lindo 😍😍😍 Me encanta la parejita que hacen 🥰
😍😍Ains por favor, que me encantóóóóó. Que es Liath es muy dulce, imposible no tenerle cariño, y fuera de este es muy mono. 😍😍 Me encanta Cris, ella es tan linda ❤️ siento que ambos se ven bien juntos. 😚😚 ¡¡Aiiiinnnss!!
Ayyyyuuuuuu y ahora que??? 😭 no quiero q se separen!
Pero q bonivos q son, ains es q me los comoo❤️ q bien escribe ud señorita, love it❤️❤️❤️❤️y q hermosos es villavallina😍