Los decididos pasos retumbaban por las estancias de aquel palacio. Sylas se preparaba para recibir a su gran señor.
Con una exagerada reverencia se dirigió a Thornrein.
Sylas: Bienvenido a mi humilde palacio, señor. ¿A qué se debe su presencia?
Thornrein: ¿Cómo va el entrenamiento de tus magos? Supongo que ya estaréis todos más que dispuestos.
Sylas: Bueno mi señor, muchos de los magos que hemos reclutado son novicios, es complicado que dominen la magia de una manera perfecta todavía.
Sylas: No obstante, no se preocupe, en un par de semanas podrán librar la gran batalla.
El gesto de Thornrein se torció, denotando que la respuesta de su aliado no era en absoluto de su agrado, cargado de ira y con movimiento rápido lanzó un golpe de puño hacia Sylas, haciendo que este se encorvara del dolor.
Thornrein: Creo que no estás entendiendo de qué va esto mi querido amigo…
Thornrein: ¡NO TENEMOS UN PAR DE SEMANAS! Vais a luchar y lo vais a hacer ¡AHORA!
En una semana atacaréis a la Elfa y su séquito, no los vais a dejar pasar de este mundo Sylas… Matadlos a todos pero al vampiro apresadlo, ese es MÍO.
Sylas: Pero mi señor…
Una mirada cortante como el fino cristal hizo que Sylas no terminara su alegato.
Asintió y mantuvo la mirada fija en el suelo hasta que escuchó como los pasos de Thornrein se alejaban.
Cuando al fin recobró la compostura y se insufló de valor, llamó a su cuadrilla para darles instrucciones.
Sylas: Amigos, la batalla es inminente, Thornrein nos ha puesto fecha. Tenemos una semana.
Su cuadrilla, sus camaradas, sus AMIGOS, quedaron todos atónitos ante tal revelación.
L. Faba: ¿Cómo?
Simeon: ¡No estamos preparados!
Morgyn: Sylas… ¿En qué nos has metido?
Sylas tragó saliva, le costaba mirar las caras de incredulidad de sus amigos, sobre todo, la cara de decepción de Morgyn, pero debía continuar.
Sylas: L. coge a todas las alquimistas de las que dispongamos, que creen pociones restaura necesidades, también necesitaremos de Purga de Maldiciones.
L. Faba: Ahora mismo nos ponemos a ello.
Sylas: Simeon, coge a todos los novicios y empezad a entrenar día y noche, a medida que L. vaya teniendo las pociones dáselas a los chicos para que restauren sus necesidades. ¡No quiero que paréis ni para comer!
Simeon: Está bien Sylas. Voy con los chicos.
Cuando L. y Simeon salieron, se dirigió al último mago que allí quedaba, Morgyn.
Sylas: Morgyn, tu encárgate de los magos más avanzados, enséñales el dominio de la magia indómita, el control de los espíritus familiares, haz que nuestros chicos sean unos auténticos GANADORES.
Morgyn: Sylas… Sabes que estamos mandando a todos estos magos derechos al suicidio ¿verdad? ¡¿Por qué debemos obedecer a ese loco?! No era esto con lo que soñábamos cuando éramos jóvenes, no era así como queríamos gobernar nuestro mundo…
Sylas: Morgyn… Ya lo hemos hablado… No estaríamos en esta posición si Thornrein no nos hubiese ayudado… Se lo debemos.
Cuando todo esto acabe podremos reconstruir este mundo, podremos alcanzar nuestros sueños… juntos…
Morgyn: Eso será si queda alguien a quien gobernar… Si queda algo que poder reconstruir…
Sylas quería replicar, quería decirle que todo iría bien, que saldrían vencedores, que intentaría que hubiese el mínimo de bajas, que cuando todo terminara, cuando Thornrein tuviera lo que ansiaba y los dejara en paz, volverían a su sueño inicial, volverían a un gobierno justo, donde se podría aprender tanto magia blanca como oscura, donde no habría magos de segunda, donde se le daría una oportunidad a toda criatura mágica que llamara a su puerta.
Volverían las risas, la música y los bailes, reconstruirían todo lo que Thornrein había arrasado a su paso, lo que les había obligado a destruir…
Pero mirando a Morgyn a los ojos, aquellos ojos que destilaban bondad, dolor y frustración no pudo más que entristecerse, no podía prometerle que todo saldría bien.
Morgyn suspiró, acarició la mejilla de Sylas y en un susurro añadió.
Morgyn: Sólo te pido algo… No te mueras…
Sylas dejó escapar una carcajada y lo abrazó con fuerza.
Sylas: ¿Qué iba a hacer la mágia blanca y pura de mi querido Morgyn sin el pequeño toque oscuro de este servidor?
Déjame que te pida lo mismo Morgyn… Y si ves que la cosa se pone fea, prométeme que te marcharás, el mundo no se puede quedar sin ti, sin tu bondad, sin tu magia…
Y antes de que Morgyn pudiera replicar, porque sabía que lo iba a hacer, Sylas lo acalló con un beso. Un beso lleno de ternura, un beso cargado de amor, un beso con la promesa de que pasara lo que pasara, siempre lo iba a amar.
Los Magos del bando de Sylas empezaron a entrenar día y noche sin descanso.
L. Faba ayudaba a las alquimistas con las pócimas.
Simeon administraba a sus chicos los ungüentos a medida que veía sus caras de cansancio y agotamiento, consiguiendo que poco a poco aquellos novicios empezaran a dominar las artes prácticas.
Los que conseguían dominarlas a tiempo pasaban con Morgyn, quien terminaba por enseñar todo lo necesario de la magia indómita, todo lo necesario para salir vencedores.
Por su parte, Sylas se había agenciado unos pocos magos, a los que enseñó todo lo que sabía sobre la magia oscura, pero sobre todo les explicó.
Sylas: Es de todos sabido que los grandes Magos que conocemos siempre han temido a la magia oscura. Siempre ha sido un tabú. Pero debo deciros, que no es tan peligrosa como todos os quieren hacer creer. Cierto que en unas manos equivocadas puede sembrar el caos y la destrucción, pero si aprendéis a dominarla y lo que es más importante, si encontráis esa porción de magia blanca que os ayude a reconducirla, podéis hacer grandes cosas.
Sylas: La magia oscura y la magia blanca pueden vivir en perfecta harmonía. Se necesitan, se atraen. Encontrad vuestra pareja de magia blanca y podréis dominar el mundo sin miedo a destruirlo.
Pero antes, debéis aprender a contenerla, debéis domarla como si de un centauro salvaje se tratara y entonces, esa magia, sólo responderá a vuestros deseos, a vuestras necesidades.
Mientras hablaba, a lo lejos, vio una figura familiar, interrumpió la clase que estaba dando y fue con paso firme hacia la entrada de su castillo.
Un sonriente Thornrein lo esperaba dándole un caluroso abrazo al reencontrarse.
Thornrein: ¡Mi querido amigo! He podido comprobar que tus novicios van mejor que bien ¿no?
Sylas: Si… La verdad es que están haciendo un gran trabajo... Creo que cumpliremos las expectativas al terminar esta semana.
Thornrein: Bien, bien… Porque hay un ligero cambio de planes… Atacaréis esta noche.
Morgyn que por allí pasaba no pudo evitar escuchar la conversación y cargado de furia fue derecho a encararse con Thornrein.
Morgyn: ¡No vamos a forzar a estos chicos Thornrein! Demasiado que los vamos a tener listos para el final de esta semana, ¡no voy a derramar más sangre inocente por tus aires de grandeza!
Sylas intentó parar a su compañero, pero Morgyn estaba cegado de rabia y siguió increpando al Mago que poco a poco iba tornando su semblante más sombrío, más crispado.
Con un leve gesto de su mano, Morgyn quedó levitando. Un movimiento de sus dedos y Morgyn se retorcía en el aire, sólo se escuchaba el crujir de sus huesos, y tras cada crujido un alarido de dolor.
Sylas miraba horrorizado la escena. Imploraba y gritaba que parara, que le dejara en paz, pero Thornrein no le escuchaba, estaba disfrutando demasiado con aquel castigo.
Preso de la desesperación lanzó un rayo hacia su señor haciendo que éste saliera despedido y dejara libre a Morgyn.
En cuanto Thornrein cayó, Fue corriendo a ayudar a su compañero.
Sylas: ¡¿Cómo vamos a vencer si casi matas al Sabio de la magia Indómita?! ¡Les necesito a todos para llevar a cabo este cometido!
Thornrein: Nimiedades… Dale un brebaje de esos que sabéis preparar y estará fresco como una rosa en minutos… La elfa y una patrulla vienen para el castillo, estad preparados, esta noche es la batalla final. Haz que me sienta orgulloso o pagarás caro lo que has hecho hace un momento.
Y por supuesto… Tu querida palomita blanca va a sufrir mucho más de lo que has visto esta tarde…
Thornrein desapareció entre una oscura y espesa bruma.
Sylas llevó a Morgyn hacia su habitación, L. preparó un brebaje curativo a toda prisa y Simeon irrumpió en la habitación bruscamente y con la cara desencajada.
Simeon: Sylas… la Elfa… ¡ya están aquí!
Sylas: ¡Maldito bastardo!
L. cuida de Morgyn, no dejes que venga a la batalla, en este estado no…
Sylas: Simeon, vamos, yo me encargo de la Elfa, tú y los novicios encargaos del batallón que la acompañan.
Yo solo me pregunto si todo esto luego tendrá repercusión en la vida real, porqué le estás dando una profundidad que no sé yo si esto se quedará aquí! Estoy a tope de intriga jajajajaja
Hola Vero!… a ver, ya me perdí en la historia. ¿Los sabios del reino de la magia están ayudando al desquiciado de Rein? Yo pensaba que Rein había sido desterrado del reino y por eso está más loco y anda encerrando a gente en su juego… o tanto Sylas y los sabios ¿son solo personajes del juego?... ya no sé quién es real y quién es generado por el juego... ya me confundí 😅
Anda, que has metido a mi crush Simeon en la historia… sólo que se le ve súper joven, y L. que linda la has dejado y Morgyn… está igual 😂
Vamos a ver cómo les va en la batalla… pero ahora, ya no sé a quien…
Ohh que ganitas de ver el siguiente. Pobre Morgyn jo😢😢😢
Mira... MIRA... Qué retorcido puede llegar a ser thornein, ni con los suyos vamos!! Ellos que sólo buscan un sitio bonito para vivir.. 😭😭😭