12. In Game (parte II)

Liath no salía de su asombro, era todo tan real…

Los chicos hicieron caso de la Elfa y se pusieron en marcha a través de aquel bosque, con cada paso que daban se volvía más y más frondoso, las casitas iban desapareciendo y ya solo quedaban árboles y el camino que iban siguiendo.

Una bruma empezó a aparecer entre los árboles y ante ellos, surgidos de la nada, dos figuras espeluznantes se erguían. Justo en medio de ellas, un hombre de cabello blanco los miraba desafiante.

Rein: Mi querido socio… Que alegría verte por aquí... Espero hayáis tenido un agradable viaje, he puesto todo mi empeño en que así fuera.

Rein: ¿Sabes? Me encanta como has plasmado estos mundos en tu juego…

Rein: Me trae taaantos recuerdos…

Rein: Hubo una vez en la que yo viví en uno muy parecido a este… Pero desgraciadamente me desterraron de él.

Rein: ¡AQUELLOS MALNACIDOS! ¡AQUELLOS MALDITOS ME ARREBATARON TODO MI PODER!

Rein: O al menos eso es lo que creyeron… ¡JAJAJA!

ILUSOS…

Liath no podía creer lo que veían sus ojos, su sueño se había vuelto una pesadilla en un pestañeo.

Liath: ¿Rein? ¿Pero cómo…?

Liath: Chicos… No temáis, esto solo es un sueño… Pronto despertaremos y esto se habrá terminado…

Thornrein se aproximó a Liath, acarició su rostro y le susurró.

Thornrein: Observa…

Se alejó y con una luz cegadora dejó de ser el Rein que conocía Liath para pasar a ser...

Casius: Vamos, no me jodas…

Moira: Es el monstruo final…

Thornrein reía a carcajadas, hacía tanto tiempo que no lo pasaba tan bien…

Thornrein: Mi querido socio, te presento a mi verdadero YO. Soy Thornrein, Hechicero Oscuro del Reino de la Magia. Conocedor de todas las magias y todos los hechizos, gran Alquimista y extraordinario luchador… Y ahora os voy a decir lo que vais a hacer.

Liath hizo acopio de coraje y no se amedrentó, aquello era un sueño, tenía que serlo. Así que le plantó cara.

Liath: No vamos a hacer absolutamente nada, esto es un sueño y cuando despertemos todo volverá a ser como antes.

¡Déjanos en paz!

A Thornrein le desapareció la sonrisa de la cara, y clavo sus ojos de hielo en Liath que seguía mirándolo desafiante.

Con rápido movimiento cogió a Yuki que permanecía al lado del muchacho cogida de su mano.

Thornrein: No estás en posición de desafiarme… créeme…

Y para que veas lo muy en serio que voy y para que no se te olvide en todo el tiempo que esto dure, voy a quedarme con esta preciosa muchacha…

Thornrein: Si querida… Tú y yo lo vamos a pasar muuuuuy bien…

Liath: ¡No te atrevas a tocarle un solo pelo!

¡¿Qué quieres de nosotros?!

¡¿Qué necesitas?!

Thronrein volvía a sonreír, no había nada que le emocionara más que ver las caras de sufrimiento de los demás, de ver como sus miserables conciencias se retorcían, como la culpa los abrasaba.

Quedó un instante en silencio, deleitándose con aquella imagen, la muchacha muerta de miedo en manos de sus esbirros, Liath con la mirada angustiada, Casius y Moira con el auténtico terror calándole los huesos.

Thronrein: Bien… Bien… Empiezas a entender la situación y quien manda aquí…

Necesito que la gente juegue, necesito que la gente ENTRE al juego y eso lo conseguirás TÚ Liath, TÚ eres mi socio en esto, no dejarás que el servidor se pare, arreglarás cada código estropeado, cada algoritmo alterado y promocionarás tu juego cada semana en la FrikiCon para captar nuevos jugadores.

Y

SEGUIRÉIS

JUGANDO.

Liath: Y ¿qué pasa si no seguimos?, ¿si no hago nada de lo que me estás diciendo?

Thornrein, cargado de irá, mandó una ráfaga de energía golpeando a Liath, haciéndole tambalearse y caer al suelo.

Thornrein: No juegues con mi paciencia muchacho… He tenido mucha…

Thornrein: Si no cumples con lo que te encomiendo esta preciosa criatura morirá de la forma más dolorosa que tu mente pueda imaginar…

Liath: ¡No es justo! Nos obligas a hacer todo esto ¿a cambio de qué? ¿De nada?

¡Hagamos lo que hagamos salimos perdiendo!

Liath: Te propongo un trato: seguiremos jugando, seguiremos pasando pantallas y llegaremos a ti, a tu pantalla final. Si nosotros te derrotamos nos dejarás salir y tú seguirás vagando por el mundo y nos dejarás en paz, y si perdemos…

Liath: Bueno… Ya sabemos el final que nos espera si perdemos…

Thornrein: Tienes arrojo Liath, no se puede negar… Pero lo siento, yo no pacto con nindundis…

Liath: ¿Qué pasa? ¿Acaso tienes miedo de que mis amigos y yo te venzamos?

Claro… Imagínate, el gran Hechicero Oscuro del Reino de la Magia, primero desterrado por los suyos y luego vencido por unos chavales que solo saben jugar a videojuegos…

Thornrein: ¡SILENCIO!

No me hagas reír mísero mortal…

¿Vosotros vencerme a mí? Muchacho, ¡no sabes a quién te estás enfrentando!

Thornrein: ¿Sabes qué? ACEPTO

Y espero y deseo que lleguéis hasta el final, que lleguéis a mí, porque voy a disfrutar viendo como uno a uno os voy segando la vida… y a ti Liath… a ti te voy a dejar para el final, para que veas como mueren lentamente tus amigos, para que toda la culpa y todo el dolor se hundan en tu corazón…

Thornrein: Y para que vayáis abriendo boca…

¡VÁLKA!

¡STRACH!

Podéis jugar con la comida…

Entre una bruma negra desaparecieron Thornrein y Yuki. Solo las dos figuras grotescas quedaban delante de ellos y se preparaban para atacar.

Los dos se lanzaron a la vez, Liath se puso en cabeza, no tenían armas todavía pero sabía que los vampiros tenían ciertos poderes, uno de ellos la telekinesis, Wendil le gritó:

Wendil: Concéntrate en uno de ellos, siente como se acerca, siente cada paso, visualízalo en tu mente y después detenlo.

Liath hizo lo que le ordenó la Elfa, frenó en seco, se concentró en Válka, podía sentir sus rugidos, su odio, la ponzoña de su corazón…

Se concentró más aún y ya lo veía en su mente.

Con un movimiento de su mano Liath lo paró.

Wendil fue corriendo a enfrentarse a Strach, le intentaba asestar golpes con su espada pero los movimientos de aquella criatura eran rápidos y lograba frenarla, entonces la Elfa gritó.

Wendil: ¡CASIUS! Tú tienes un rayo desintegrador, Liath tiene a Válka inmovilizado, ¡úsalo para desintegrarlo! Concéntrate, busca la energía dentro de ti, ¡la tienes Casius!, luego dirige tu mano hacia él y ¡lánzalo!

Casius se concentraba, pero por más que buscaba no encontraba esa energía, no era capaz de hallarla. Cerraba los ojos, intentaba no escuchar, no ponerse nervioso, pero era imposible, ni una pequeña llamita era capaz de hacer aparecer.

Liath no pudo contenerlo más y Válka le asestó un puñetazo que lo dejó tendido en el suelo.

Se abalanzó nuevamente hacia él con la mirada enloquecida, sediento de sangre, hambriento de poder, pero aprovechando ese momento con la guardia baja, Wendil lo atravesó con su espada.

Liath estaba herido, Válka había tenido tiempo de darle un mordisco y sangraba, Moira se acercó entonces, puso su mano sobre él y una luz blanca salió de la palma, cuando la apartó la herida había sanado.

Se levantó lo más rápido que pudo, Strach luchaba encarnizadamente con Wendil y las fuerzas de la Elfa empezaban a flaquear.

Liath se concentró entonces en aquel demonio y logró frenarlo.

Estaba tan lleno de rabia, tan lleno de ira que hizo que levitara por los aires y con una mano invisible empezó a apretar su cuello, un poco más, un poco más…

Hasta que dejó de respirar…

La batalla había acabado, todos iban cansados, Liath y Wendil se habían llevado la peor parte e iban algo magullados.

Wendil: Chicos, será mejor que hoy descansemos en una posada. Tenéis que entrenar más, debemos comprar armas antes de ir a mi Reino…

Todos siguieron en silencio a la Elfa, cada cual sumergido en sus propios pensamientos.

Llegaron a la posada más cercana. En la parte de arriba tenían habitaciones donde poder descansar, les sirvieron unos panecillos calientes para que repusieran fuerzas y todos se fueron a sus dormitorios en silencio.