3. Cambios

El tiempo pasa inexorablemente en la unidad doméstica de los Menta. Liath es un chico tan extrovertido y parlanchín que le cuesta muy poco llegar a completar su hito de enrollado, por lo que decide que para futuro le irá de fábula conseguir el hito de cerebrito. Aunque, para esto, necesitará encarecidamente la ayuda de su tata, que de todos es sabido que a nuestro pequeño de la generación gris eso de estudiar no va mucho con él.

Se siente muy a gusto jugando al ajedrez con Alani y leyendo libros. También siente que de esta manera la está ayudando. Desde el día que llegó tan destrozada a su casa no había vuelto a sonreír como lo hacía antes, había algo anclado en su corazón que le pesaba, le dañaba y Liath no entendía que podía ser, qué tenía tan triste a su hermana, por más vueltas que le daba no hallaba la respuesta y tampoco se atrevía a preguntarle porque podía ver como sus ojos se ensombrecían y volvían a empañarse.

No, no quería ver a su hermana como aquella vez, así que decidió que si aquello tanto la apenaba él jamás se lo recordaría.

Los meses se suceden, Alani está muy metida en sus estudios, es su último año de Instituto y está poniendo toda la carne en el asador para conseguir la mejor nota y poder entrar en la Universidad que desea, Foxbury. Liath ha cogido buen ritmo, eso de ponerse con su tata a estudiar está dando sus frutos y ha notado una mejora en sus notas.

Liath: ¡Papá! ¡papá! ¡Ya me han dado el examen de mates! ¡He sacado un notable! ¡Lo he logrado!

Zuria: ¡Enhorabuena hijo! Te estás esforzando muchísimo, estoy muy orgulloso de ti… ¿Ves? A esto me refería cuando hablamos, eres el niño con más constancia que conozco, que cuando tienes una meta vas a por ella. Sólo con eso yo ya soy feliz.

Muchos fines de semana Casius y él quedan para pasarlo juntos, su primo es su mejor amigo y lo echa muchísimo de menos entre semana, así que o bien va Liath a Oasis Springs o bien va Casius a Windemburg.

Esta vez Liath ha marchado a Oasis Springs, Alani tenía que preparar su trabajo de final de curso y necesitaba estar concentrada y tener a los dos diablillos correteando por casa no ayudaba en absoluto.

Liath: ¡Casius, adivina qué!

Casius: Pufff… Liath… como no me lo digas voy a estar diciendo cosas y no daré una. Con pensar en cómo estará mi hermana durante el día ya tengo bastantes quebraderos de cabeza, no me des tu más…

Liath: ¡Jajajaja! ¿Le ha sentado mal a Andy la adolescencia?

Casius: ¡Es espantoso Liath! Es que está insoportable, con lo guay que era jugar con ella y ahora no me deja entrar en su habitación y ¡ya no te digo nada si trae a amigas! Se pone la música de los Back Sims Boys a toda leche y se ponen a gritar como posesas… ¡¿Pero que les ha dado?!

Liath: ¡Jajajaja! Pues yo no recuerdo a mi tata así la verdad… siempre he podido estar con ella y Taro o Tania…

Pues nada, te lo cuento, ¡estoy sacando buenas notas en el cole! Y papá me ha prometido que si sigo así de trabajador me regalará lo que yo le pida para mi cumple.

Casius: ¡Wualaaaa! ¿Seguro que no estás copiando o algo? Porque eso de que tú saques buenas notas…

Liath: Es que tener una tata tan lista tiene sus ventajas chaval… Y que estemos en la misma habitación y no me pueda echar también ¡jajajaja!

Los muchachos siguieron charlando y jugando durante toda la tarde. Liath estaba entusiasmado con la conversación que tuvo con su padre y los planes que tenía pensados para después de su cumpleaños. Hacía mucho tiempo que le rondaba por la cabeza y tenía claro que si lo lograba sería lo próximo que haría. Casius se emocionó tanto como él en cuanto lo supo y le suplicó que por favor se lo llevaran con ellos.

La idea no era otra que ir a Villagallina de la Bolsona a pasar unos días de vacaciones, tenía muchas ganas de volver a ver a aquellos niños tan simpáticos y agradables que conocieron aquel verano en la FrikiCon.

El fin de semana con su primo transcurrió como siempre, entre juegos y risas, entre anécdotas y algún que otro pique con la adolescente irascible que tenían en casa.

Cuando regresaba a Windenburg siempre lo hacía con el corazón exultante, y se sentaba con sus padres, su hermana y su abuela para contarles todas las aventuras que había pasado con sus primos y amigos.

Amanecía un nuevo día en casa de los Menta, un día de lo más especial, un día que Liath deseaba con todas sus fuerzas que llegara. Hoy iba a pasar a su etapa adolescente, atrás quedarían los juegos de niños y se abriría paso a una vida más compleja, más cargada de responsabilidades y decisiones, en definitiva, una vida un poco más adulta.

Liath no paraba de pensar en todo lo que quería hacer, en todo lo que quería ser, ¿programador? Tal vez… ¿Gestor de redes sociales? Posiblemente… ¿Creador de videojuego? ESO SÍ QUE MOLARÍA.

Casius llegó a su casa bien prontito, iban a crecer juntos, no había cosa que le hiciese más ilusión que aquello, su primo, su mejor amigo creciendo con él. Iban a celebrar el acontecimiento en casa de la abuela Ginebra, era más grande que su casa y así podrían invitar a todos, además, la abuela era una experta realizando eventos, bien se ganó la vida con ello, así que ¿Quién mejor que ella para organizar este día tan especial?

Era el momento, sacaron la tarta y Casius fue el primero en soplar sus velitas, ¡por algo era el primo mayor! Después le tocó el turno a Liath. Estaba nervioso, dicen que si soplas las velas pensando en un deseo este se puede llegar a cumplir así que Liath tenía tropecientos deseos rondando por su cabeza, los pensaba muy rápido para que todos tuviesen lugar antes de que se apagara la última vela.

¡Ya estaba! Por fin eran adolescentes, por fin podría empezar a tomar las riendas de su vida y encaminar su destino, solo esperaba que fuese capaz de tomar buenas decisiones y ser un gran Menta como lo había sido su abuelo y como lo estaban siendo su papá y su tata.

Zuria y Malena fueron corriendo a abrazar a su hijo.

Zuria: Felicidades mi pequeño…

Malena: El tiempo pasa demasiado deprisa…

Liath: Venga mamá… ¡si aún soy un enano! Y sigo en casa, ¡que no me voy a la mili ni nah!

También Alani fue a abrazar a su hermano.

Alani: Ay hermanito, que voy a echarte de menos… Pórtate bien y estudia mucho ¿me oyes? Pero sobre todo: No pierdas ese corazón tan grande que tienes o dejaré de hablarte, que lo sepas.

Liath: ¡Jajajaja! Lo de estudiar no te prometo nada, sin ti en casa no sé yo como me va a salir esto… Lo del corazón, está aquí conmigo, no lo voy a perder jamás… Te voy a echar de menos tata…

Liath y Alani se fundieron en otro gran abrazo. Alani tomaba su camino, la habían aceptado en Foxbury y allí pasaría los dos años de Universidad que tenía por delante. Les prometió que los iría a ver siempre que los estudios se lo permitieran y eso dejaba un poquito más tranquilo a Liath, aunque pensar en su habitación vacía, levantarse y no encontrar el buenos días y la sonrisa de su hermana hacía que una punzada atravesara su corazón, iban a ser dos años duros, nunca había estado solo, sin ella en casa nada iba a ser igual.

Pronto esa tristeza desapareció, su primo fue corriendo a abrazarlo.

Casius: ¡Pero que guapo has crecido tío! Joder… yo creo que me tengo que poner en forma o las niñas se van a fijar una mierda en mí… Venga, ¡un selfie para celebrar que ya somos adolescentes!

Liath: ¡Jajajaja! Que idiota eres… con la labia que tú tienes las vas a tener a todas loquitas.

Casius: Seeeeh… ¡Oye! Al final ¿sigue en pie lo de irnos a Villagallina de vacaciones? Podríamos ir el finde que viene que tenemos 3 días de fiesta, ¿no te parece? Y si fuese sin padres ¡ya sería la caña!

Liath: Pues se lo comentaré a mi padre, a ver si lo tiene libre, aunque ya te voy avisando que te olvides de eso de irnos solos, tío, que acabamos de crecer, a mi madre le da un parasiempre como le diga de irnos solos…

La suave brisa con olor a salitre acariciaba sus mejillas, los últimos rayos de sol anunciaban la llegada de la noche. Liath estaba sentado frente al mar pensando en todo lo acontecido, en todo lo que el futuro le deparará. ¿Su hermana volverá a sonreír como antes? ¿Sus padres serán felices siempre como lo son ahora? ¿Logrará él conseguir todas sus metas, todos sus propósitos? En lo más profundo de su corazón deseaba que a todas esas preguntas la respuesta fuese un si rotundo, pero de todos es sabido que la vida da muchas vueltas, que el destino tiene el futuro de cada sim ya escrito. Solo queda esperar a que todo pase.