29. Un año después

Hace un año desde que Uri se vino a vivir conmigo, ha sido un año lleno de primeras veces, de acostumbrarnos el uno al otro, de discusiones y grandes reconciliaciones. No puedo decir que viva en el paraíso, pero se le asemeja tanto… Soy completamente feliz.

Tania se fue a vivir, al poco de irse Uri, con su chica. Se ha convertido en toda una eminencia en el mundo del reciclaje y las causas benéficas, tiene un blog con muchísimos seguidores y le han dado una columna en la revista Simana. Les va tan bien que ya están haciéndose tratamiento de fertilidad para tener un bebé, Uri se hace cruces que su hermana vaya a ser madre.

Taro se casó.

Y ya son papás de una bebota hermosa (qué malas son las Lunas de miel... 🤣).

Nos han mandado fotos y es una cosita taaaan bonita… Ay por favor, ¡me derrito entera con mi chiquitina! Este verano tenemos viaje programado para conocerla, estoy deseando llegar a Monte Komorebi, hace tanto que no achucho a mi más mejor amigo del mundo mundial… y ahora achucharé también a su bebé.

Víctor y Andrómeda empezaron a salir. desde que se vieron en la boda de Taro ya no se han vuelto a despegar el uno del otro. Al principio An estaba un poco acongojada, nunca le había mostrado su verdadera naturaleza a nadie fuera de la familia y sentía pavor al rechazo por parte de Víctor, pero lejos de eso, él estaba tan prendado que no le importó en absoluto.

Ahora están genial, hace un par de meses que mi prima se vino a vivir a San Myshuno. A mi tío le ha costado un poquito aceptar su relación, entiendo que están en situación complicada, siempre vigilados por los jefes de Sixam, pero ella tiene derecho a ser feliz, Víctor la quiere tal y como es y sé que la va a cuidar mucho. Merecen ser felices.

Y Layla…

¿Recuerdas a Álex, el tío guapetón de Víctor?

Pues nada… ¡Tuvieron un flechazo! Layla vino a pasar unos días a San Myshuno y resulta que Álex también estaba visitando a su sobrino, coincidieron una noche en casa de Víctor.

Él solo pudo decirme que salieron bien juntitos de su casa, casualidades de la vida, se hospedaban en el mismo hotel… Ya, yaaaa… Claaaaaro, Por supuesto…

Se siguen viendo, aunque aún no han formalizado nada… Supongo que se lo quieren tomar con calma, Layla tiene mucho que contar y Álex tiene mucho que asimilar jijiji... 🤭

Después de una tórrida ducha mañanera me he ido a hacer el café, tenía todo preparado para ir a trabajar.

Uri: Mmmmm… me encanta el olor a café…

Alani: Te he dejado una taza justo ahí.

Uri: Gracias zanahoria, como me cuidas... ¡Eh! Acuérdate, esta tarde prohibido quedarte en el curro, hoy eres toda mía.

Nos besamos y yo me fui a trabajar.

Uri se quedaba haciendo teletrabajo, que suerte tienen algunos 😒.

Pidió el traslado en su empresa y ahora trabaja en su sede de San Myshuno, su jefe está encantado con él.

En cuanto ha llegado mi hora he puesto pies en polvorosa, desde que Uri vive conmigo ya no me quedo tanto a hacer horas en el curro, sólo si es estrictamente necesario. Sé que mis compañeros no lo ven con buenos ojos, sobre todo la repelente de Lucía, pero me da bastante igual, desde que le puse los puntos sobre las ies a esa tía las cosas van un poquito mejor, aunque no pierde oportunidad para ir a quejarse al jefe en cuanto puede.

Al llegar a casa, Uri ya me esperaba con la comida preparada.

Uri: ¿Cómo te ha ido el día zanahoria? ¿La pesada de Lucía se ha vuelto a quejar?

Alani: Bufff… ya sabes, esa tía no pierde oportunidad. ¡Me tiene frita!

Seguimos comiendo y charlando y ya por la tarde fuimos a arreglarnos, íbamos a ir al festival del romance para celebrar nuestro primer año de convivencia.

Uri se había puesto tan guapo, iba todo de blanco, ¿podía estar más irresistible? Y además olía tan bien. Si no saliéramos no me importaría en absoluto. Yo me puse el vestido blanco que me había regalado. ¡Íbamos bien conjuntados!

Uri: ¿Lista zanahoria?

Alani: ¿En serio que no vas a dejar de llamarme nunca así?

Él sonrió, me abrazó y empezó a besarme, sus manos se deslizaron por mi cintura hacia las caderas y me agarró por los muslos levantándome, ahogué un leve gemido en sus labios.

Alani: ¿De verdad tenemos que salir? Yo me quedaba gustosa…

Uri: Si señorita, nos vamos ya… esto lo continuaremos a la vuelta, no te creas que me voy a olvidar…

El festival estaba muy animado, había bastante gente. Fuimos derechos a tomar un té sakura y luego a comer algo en los puestecitos. Estuvimos paseando, charlando, riendo. Me encantan estos momentos, el mundo se desvanece y solo estamos él y yo.

Me pidió que le esperara un momento que él enseguida me alcanzaba, tenía que coger algo.

Al segundo me encuentro, plantada ante mí, una cajita con un anillo.

Uri: Alani, casémonos, aquí y ahora. ¿Para qué esperar más?

Alani: Uri… pero si tú… ay madre… pero si a ti no te iban “estas tonterías”…

Uri: Bueno… cierta pecosa lleva tiempo haciendo que me replantee muchas cosas en mi vida… ¿Por qué no iba a ser esta otra de ellas?

Uri: Alani, te quiero, eres mi compañera de viaje, no puedo estar más seguro de mi elección. Sé que no te lo he puesto fácil, y creo que nadie más que tú merece que le regalen un cuento de hadas.

Tal vez no sea un cuento de hadas con príncipes azules pero uno hace lo que puede…

Alani: No necesito que me regales un cuento de hadas… Solo con que me quieras y estés conmigo tengo más que suficiente. Te amo Uri González.

Y justo allí, ese día y en ese momento Uri y yo nos convertimos en marido y mujer. No necesito una gran boda, no necesito música de violines ni príncipes azules con relucientes armaduras a lomos de un elegante corcel. Simplemente con sentirme querida, con tener a alguien a mi lado con quien recorrer mi camino me basta para ser feliz.

No hace falta que escriba que en cuanto llegamos a casa, Uri cumplió con la amenaza que me hizo por la tarde y puedo asegurar que decir que hubo fuegos artificiales 🎆 en nuestra cama es quedarme corta 😏.