27. Relación a distancia

Hoy hace 6 meses que Uri y yo empezamos a salir y otro mes más nos tenemos que contentar con un mensaje lleno de cariño y una llamada donde me comería el móvil a besos. Estamos los dos súper liados con el trabajo, apenas nos podemos escapar, yo estoy en un proyecto que acapara todo mi tiempo, incluso los fines de semana y Uri más de un finde se ha llevado faena a casa.

Uri: ¡Ey zanahoria! ¿Cómo vas? Hace 2 días que no te pillo… ¿En qué turbios asuntos andas metida?

Alani: ¡¿Es que ni por teléfono vas a dejar de meterte conmigo?!

Uri: ¡Nop! Si no, no sería yo… Y sé que en el fondo te pone…

Alani: ¡Que idiota eres!

Ando algo agobiada la verdad, en el equipo de curro tengo una compañera un tanto… Complicada… ¡Me la tiene jurada! Y tampoco entiendo muy bien porque la verdad… Yo no le he hecho nada…

¡Oye! ¡Este finde por fin estoy libre! ¿Cómo lo tienes tú? Podría venirme a Windenburg el viernes por la tarde.

Uri: ¡Mierda! ¿Este finde? ¿No puede ser el que viene?

Joder… Tengo convención, no voy a estar…

Alani: No te preocupes… No pasa nada…

Intentaré el finde que viene que no me pillen para quedarme a currar… Ya te digo ¿Vale?

Uri: Está bien… Ya hablamos…

Eh Zanahoria, te tengo que dejar, te llamo mañana.

Alani: Si… está bien… hablamos mañana…

Uri: Alani, por favor, anímate ¿sí?

Te quiero.

Otra noche más que me quedo con la espinita clavada, otra semana más sin poder ver a mi chico. Empieza a cansarme esta situación, no tengo muy claro si me compensa todo esto…

Ayer viernes llegué súper tarde por la noche, al final me quedé ultimando unas piezas del nuevo robot en el que estábamos trabajando, aguantando a la pesada de mi compañera cuestionando cada paso que daba… Empiezo a no soportarla… Estaba derrotada, solo tenía ganas de meterme en la cama, ni ganas de cenar tenía.

Iba en mi mundo, pensando que al final Uri no me había llamado cuando una voz me sacó de mi trance.

“Si llego a saber que me recibirías con esa cara de pocos amigos me quedo en Windenburg con mi hermana y su novia, tienen una cara mucho más agradable que la tuya zanahoria”

Me quedé atónita.

¡¿Uri?!

Me abalancé corriendo a él. Tenía tantas ganas de abrazarle, de sentir su aroma, de besarle…

Uri: Esto ya me gusta mucho más…

Me regaló una de sus sonrisas, de esas que te curan todos los males, y me besó. Me iba a derretir en cualquier momento, cuanto tiempo deseando poder estar con él, ya no estaba cansada, me había devuelto la energía al 200%, entramos dentro del piso entre besos y tirones de ropa y por fin pudimos disfrutar el uno del otro.

Alani: ¡¿Qué haces aquí?! Eres un mentiroso, ¿lo sabías?

Uri: Bueno… si quieres puedo salir por la puerta ahora mismo…

Alani: ¡Ni se te ocurra! Este finde eres solo mío… No vas a salir de aquí para nada, te ato a la cama, ¡tú mismo!

Uri: ¡Jajaja! ¿Tanto aguante vas a tener zanahoria? Te doy 2 asaltos.

Alani: No me tientes Uri… No me tientes…

No había ninguna convención, ¿no?

Uri: Si, pero es justo aquí, en San Myshuno, obvié ese pequeño detalle sin importancia en nuestra conversación…

Podemos llevar acompañantes así que ¿Quién mejor para venir conmigo que mi pecosa favorita?

Mañana por la mañana tengo reunión y por la tarde vamos a ver el museo de arte con el jefe y unos socios, no me dejarás tirado ¿no?

Nos duchamos juntos y cenamos algo ligerito, era tarde y Uri madrugaba bastante para la reunión. Después de darnos las buenas noches como dios manda (y como servidora deseaba) caí rendida en los brazos de Morfeo.

Cuando me he despertado esta mañana Uri ya se había ido, no sin antes dejarme unas tortitas de desayuno en la mesa con una nota:

“A ver si comes un poquito más zanahoria, ¡que me estás dejando sin cuerpo que agarrar!” Me ha tenido toda la mañana con una sonrisa de oreja a oreja.

Ha venido a comer a casa, nos hemos arreglado y hemos salido hacia el museo, la verdad es que nos hemos escaqueado bastante de su jefe y los socios, nos apetecía estar solos, como cualquier pareja, necesitábamos aprovechar el poco tiempo que teníamos juntos. Me encanta ir caminando cogida de su mano, es alucinante que una cosa tan simple y tonta me haga la mujer más feliz del mundo en estos momentos.

Ya es domingo, me he despertado pronto y me he quedado embelesada mirando a mi chico durmiendo a mi lado. Me ha entrado una morriña, no quiero que se vaya, no quiero que esto termine hoy… Me he abrazado a él y su dulce voz me ha sacado del trance.

Uri: Buenos días zanahoria… ¿Estás bien?

Alani: Si, si… es solo… que no quiero que te vayas…

Uri: Pues entonces tus deseos son órdenes para mí.

Me lo quedé mirando, ¿Cómo que tus deseos son órdenes? ¿En serio se iba a quedar? Uri me sonrió y continuó.

Uri: Cuando supe que la convención era aquí aproveché para cogerme una semana de vacaciones, así puedo alargar mi estancia y estar más tiempo contigo…

Alani: ¡Uri! ¡¿Por qué no me lo dijiste?! ¡Hubiese cogido vacaciones yo también!

Uri: Entonces no hubiese sido sorpresa… Además, ya no te quedan muchas vacaciones y tenemos la boda de Taro. No pasa nada, por las mañanas aprovecharé para pasear y quiero hacer algunas gestiones por aquí. Por la tarde eres toda mía.

¡No puedo estar más feliz! ¡se queda toda la semana!

Este domingo a parte de salir un rato por la mañana a pasear y despejarnos un poco no hemos hecho mucho más que disfrutar el uno del otro, comernos a besos y ver alguna película a medias…

Hemos empezado la rutina, levántate pronto, dúchate, ves a trabajar… Pero esta semana la llevo con mejor humor, tener a Uri conmigo me hace sentir tan bien que creo que nada ni nadie me puede estropear el día. Aunque él está de vacaciones se levanta conmigo, me muero cuando me da los buenos días aun medio dormido, nos duchamos juntos (así matamos dos pájaros de un tiro) y desayunamos, me encantan sus tortitas… ¿Por qué a mí no me quedan así?

Intento salir pronto, quiero aprovechar al máximo esta semana con él, así que no estoy haciendo horas extras. Sé que cierta persona en el curro me mira con mala cara cuando recojo, pero estoy tan sumamente feliz que me importa una mierda como me mire, ¡Nadie me va a amargar el dulce!

Cuando llego a casa Uri ya tiene la mesa preparada para comer los dos juntos. Me encanta esta sensación de HOGAR que tiene ahora mi piso.

Y por la tarde me lo llevo a conocer un poquito esta gran ciudad. Tengo ganas de llevarlo a algún festival. A ver si se tercia un día.

Aunque esta tarde nos hemos llevado una sorpresita… Estábamos a punto de salir cuando tocaron a la puerta. Cuando abrí me encontré a mis padres plantados delante de mí.

Malena: ¡Sorpresa! ¡Ay hija que ganitas teníamos de verte!

Zuria: Ven aquí mi niña, ¿no nos vas a dar un abrazo?

Alani: Bueno, papá, es que no os esperaba…

Zuria: Hija… ¿Qué parte del SORPRESA no has entendido?

Bueno, ¿no nos vas a dejar pasar?

Tierra trágame… Les había hablado muy poquito de Uri y la verdad es que no me sentía preparada para presentárselo todavía, pero en fin… Allí estaban todos, ¿Yo que le hago?

En cuanto mamá vio a Uri, ya me soltó.

Malena: Ay hija… que me da a mí que hemos venido en muy mal momento…

Alani: No, no, no, tranquila mamá, íbamos a salir a conocer un poco la ciudad… Él es Uri.

Zuria: Aaaaaah… Uri… el chico con el que te pones tan pesada a hablar con tu madre…

Alani: ¡Papá!

Malena: ¡Zuria! No me seas como mi madre… Que te gusta chinchar…

Uri se presentó y nos pusimos todos a charlar. Me estuvieron explicando cotilleos de Windenburg, mi padre le hizo el tercer grado a Uri… Ains… No tiene remedio… Y pasamos la tarde súper distendidos, creo que se cayeron bien (dentro de lo que cabe). Por la noche les ofrecí que se quedaran a cenar.

Zuria: ¿Que os apetece comer?

Pedimos algo y así no tiene que cocinar la niña.

Malena: Zuria… Por favor…

No hija, nosotros nos vamos que estamos cansados del viaje y tengo ganas de estar tranquila. Disfrutad vosotros de lo que os queda de velada cariño.

Zuria: ¡¿Pero y ahora que he hecho?!

La niña nos ha invitado y yo no me siento cansado…

Malena: Zuria Menta, ¡arrea pa la puerta! Parece mentira que hayas sido joven…

Uri se partía de risa y yo no le veía la gracia por ningún lado… Papá estaba en modo “Super Padre Protector a mi niña no la toques”. No lo había visto nunca así… ¿La novia de mi hermano tuvo que aguantar lo mismo? ¡Pobrecita!

Uri: ¡¿En serio que tu padre fue amigo con derecho a roce de tu madre?! Por qué te juro que ahora mismo no lo veo eeeh, ¡no lo veo! ¡jajaja!

Alani: Supongo que cuando te tocan a tus niños la cosa cambia… Vaya tela de verdad… Siento si te has sentido incómodo…

Uri me abrazó.

Uri: Eh… Me han caído genial, es normal que tu padre saque las garras, yo también lo hice con los chicos que me trajo Tania… ¡Lo he hecho incluso con su novia!

Nos besamos y pasamos directamente al postre.