26. Dueles

La puerta se abrió y tras ella me impactó lo que vi: Un Uri descuidado y con la cara desencajada que ni tan siquiera era capaz de mirarme cuando me hablaba.

Uri: ¿Alani? ¿Qué haces aquí?

Tania no está… No va a venir hasta mañana…

Alani: No vengo a ver a Tania… ¿Puedo pasar?

Uri entró para adentro y yo le seguí.

Uri: ¿Y bien zanahoria? ¿A qué has venido?

Alani: Hace 3 semanas me dejaste con muchas dudas y sin ninguna respuesta… Necesito esas respuestas Uri.

¿Por qué viniste a San Myshuno? ¿Qué ha pasado con tu boda?

Uri se quedó callado, no me miraba y tampoco hacía ademán de responderme, me estaba poniendo nerviosa por momentos.

Alani: ¡Por dios Uri! Dime algo por favor…

Estaba desesperada, ¿A qué jugaba? ¿Era tan difícil responder a esas simples preguntas?

Alani: ¡No es justo! Tú vives tu vida tan feliz y contento y yo soy la gilipollas incapaz de pasar página.

Estoy harta de sentirme así, anclada en el pasado, impotente, sintiendo este desasosiego…

Seguía impasible y entonces mi cabeza por fin hizo ese “click”, por fin abría los ojos, yo no le importaba una mierda…

¿Por qué seguir luchando por algo que no existe?

Alani: ¿Sabes qué? Da igual… ya da igual.

Será mejor que me marche.

No le digas a Tania que he venido por favor.

Me dispuse a salir pero Uri me agarró del brazo y se abrazó a mi.

Me di la vuelta, nuestras miradas se cruzaron y entonces me besó. Era un beso desesperado, me abrazaba con fuerza. Con un hilo de voz me dijo:

Uri: Dime que no estás con aquel chico, por favor…

Miré a Uri, le acaricié pero seguí callada.

Uri: Alani… Por favor…

Alani: ¿Por qué debo responderte yo? Tú aun no lo has hecho…

Uri suspiró, parecía como si le hubiese caído una losa muy pesada encima, se tocó la cara mostrando todo su cansancio y me contestó.

Uri: No me he casado… Las cosas se torcieron… es mejor así…

No decía nada más… Silencio… ¿Por qué le costaba tanto hablarme?

Alani: ¿Por qué viniste Uri? ¡¿Volvía a ser tu polvo fácil?! ¡¿Te habían dado calabazas y pensaste que me podías tomar el pelo otra vez?!

Claro… La tonta de Alani se abrirá de piernas y lo volveremos a pasar bien un fin de semana más…

Le solté a bocajarro todo lo que me había rondado por la cabeza en estas semanas que habían pasado, sentía que jugaba conmigo y la rabia y la ira me empezaron a invadir.

Uri: No es eso Alani… No es así…

Alani: Pues entonces ¡¿Qué es?! ¡No te entiendo!

Uri: ¡Fui yo el que la dejó tirada en el altar! ¡No podía casarme con ella estando enamorado de ti! Te quiero Alani, desde el primer día que te vi quedé prendado de ti…

Me hiciste creer en los cuentos de hadas…

Pero yo no fui el único…

Tania estaba igual que yo y cuando me lo dijo…

No podía soportar pensar que lo estaba pasando mal por mi culpa… Es mi única familia Alani…

Vine a San Myshuno porque…

No le dejé continuar, le besé, había escuchado lo que necesitaba escuchar, el corazón me iba a mil por hora, sus actos decían lo que su boca callaba, siempre fue así y yo lo sabía desde el principio, tal vez ahora tenía más dudas que nunca pero le necesitaba, necesitaba sentirlo mío.

Sus manos acariciaban mis muslos mientras un escalofrío recorría mi espalda. Me quité la camiseta y Uri dejó escapar un suspiro, seguimos besándonos y me apreté a él, noté su excitación y me volví loca.

Y mientras hacíamos el amor sentía que iba a tocar el cielo con cada gemido, rocé el Nirvana con cada “te quiero” susurrado al oído, y por fin me sentí feliz, me sentí plena.

Terminamos y seguimos abrazados, notaba el aliento de Uri en mi regazo, su respiración entrecortada y una lágrima que se deslizaba por mi pecho, viajando lentamente por mi abdomen y muriendo en mi ombligo.

Después de ese vinieron más, pero también vinieron momentos de explicaciones, de disipar dudas, de abrir nuestro corazón… Uri me abrió el suyo, ese que con tanto recelo se guardaba, que tanto miedo tenía que hirieran. Ahora ya me hablaba sin tapujos de sus sentimientos, de lo mal que lo pasó su padre cuando perdió a su mujer, ese hombre que un día le dijo:

“Uri, nunca pierdas la fe en el amor. Es el sentimiento más grande y bonito que pueda existir. Espero que algún día encuentres esa persona que ponga tu mundo del revés, que la ames tanto que incluso te duela, eso querrá decir que amas intensamente y eso es lo más bonito que un ser humano pueda experimentar”.

Esta mañana me ha despertado un ruido, estoy en la habitación de Uri. Qué curioso… he vuelto al punto de partida… A mi primera vez con él y sigo sintiendo aquellas mariposas en el estómago, aquella euforia desmedida del primer amor.

Me levanto y voy al baño, esta vez sí se ha percatado de que he entrado.

Uri: Buenos días zanahoria, pensé que dormirías un rato más… ¿Te hace una duchita relajante?

Alani: ¿Qué te parece si me la das, mejor, agitada y muy caliente?

Y hemos vuelto a disfrutar el uno del otro.

Estábamos desayunando cuando justo entraba por la puerta Tania. Cuando nos ha visto a abierto los ojos como platos.

Tania: Ay madre… ¿Qué haces tú aquí?

No me digas… ¡No me digas!

Ay que me da algo…

¡Uri! Ay por favor dime que es mi cuñada…

Uri: Tania ¡Respira! No sé si puedo decirte que sea tu cuñada… Pero puedo asegurarte que esta noche no la he dejado dormir.

Tania vino a hacernos carantoñas como una loca.

Tania: Aaaaayyyyy… ¡mi mejor amiga y ahora mi cuñada! No puedo ser más feliz.

Jo… Creo que voy a llorar…

Bueno chicos, yo os dejo que aquí una servidora también ha tenido una noche de desenfreno y pasión, no os penséis que me dais envidia.

Podéis gemir todo lo que queráis que me pongo tapones y no oigo na de na.

Y se encerró en su habitación. Tania tan borrica como siempre pero cuanto la quiero.

Me he despedido de Uri, prometí a mis padres que hoy era totalmente para ellos y una servidora siempre cumple sus promesas, aunque la noche si la pasaré con él y me llevará al aeropuerto por la mañana para coger el avión que me regresará a San Myshuno.