24. Te quiero (parte 2)

Alani escuchaba la voz de Uri muy lejana…

Uri: Joder Alani… ¡estás ardiendo!

El sonido de su móvil llamando constantemente…

Silencio…

Unos brazos la sujetaban… No podía abrir los ojos, los parpados pesaban mucho, todo le dolía…

Silencio…

Oscuridad…

Otra vez el sonido de su móvil… Esta vez una voz habla…

Uri: Hola… Soy Uri…

Sí, está conmigo…

No se despierta… La fiebre no baja…

Iré a comprarle medicina, si no mejora la llevaré al hospital…

Aquí los dos no hacemos nada…

Tranquilo, yo te llamo en cuanto haga algo.

Silencio…

Oscuridad…

Otra vez aquella voz susurrándole, bajito, con una ternura desmesurada…

Uri: Por favor Zanahoria… Ponte bien…

Silencio…

Oscuridad…

Alani empieza a abrir poco a poco los ojos, le cuesta enfocar, los rayos de sol se cuelan por la ventana, está en una cama pero no es la suya, alguien está sentado al otro lado, de espaldas a ella, intenta tocarle pero aún le duelen todas las articulaciones y un quejido sale de su garganta.

Uri se gira y enseguida va a ver como está, parece que la fiebre empieza a remitir, ya ha vuelto en sí. Le sonríe.

Uri: Vaya zanahoria… ¡menuda siesta te has pegado!

Alani quiere reír pero tiene todo el cuerpo dolorido y solo consigue hacerse daño.

Alani: No será para tanto, seguro que solo he dormido hasta un poquito más de las 9… el sol que hace es de pronto por la mañana.

Uri: Si claro… son las 9 de la mañana zanahoria ¡pero casi 2 días después de cuando te dormiste!

Uri se levantó y fue a llamar por teléfono, en cuanto colgó volvió con Alani.

Uri: ¡Menudo susto nos has pegado tía! Está tu novio que se sube por las paredes… en un rato estará aquí… ¿Quieres desayunar algo?

Alani estaba descolocada ¿Su novio? ¿Qué novio?

Alani: Uri… ¿Qué novio? Yo no…

Uri: Oye, tienes que comer algo. Anda, te lo traigo a la cama, hoy te voy a tratar como a una reina, pero no te acostumbres eeeh… ¡Marchando una de tortitas para la zanahoria!

Alani: No tengo hambre… ¿Qué haces aquí?... ¡Uri! ¡¿Y tu boda?!

Uri ya estaba yendo hacia la cocina y Alani hizo ademán de seguirlo, tenía muchas preguntas y ninguna respuesta, pero aún estaba floja y tropezó. Uri fue rápido y la sujetó. La abrazó con fuerza y le susurró:

Uri: Joder Alani… No me vuelvas a hacer esto… No sabes lo mal que lo he pasado… Si te llega a pasar algo…

Alani lo miró, le acarició la mejilla, Uri tenía la mirada tan triste, tan perdida…

Alani: ¿Qué?

¿Qué hubiese pasado si me llega a ocurrir algo?

Cogió su mano con delicadeza, tenía tantas ganas de besarla… entonces llamaron a la puerta y eso lo devolvió a la realidad.

Alani: Uri… Por favor… espera…

Uri: Tengo que abrir, no soy el único que estaba preocupado.

Víctor entró atropelladamente. Cuando la vio de pie delante suyo se abalanzó a ella y la abrazó.

Víctor: Joder Alani, estás loca ¿lo sabes? ¿Sabes lo preocupado que estaba por ti?

Alani: Ey Víctor… Perdóname… no quería hacértelo pasar mal… todo está bien…

Víctor: ¡No Alani! ¡Nada está bien! Estoy loco por ti, te quiero, desde que viniste de vacaciones que no te saco de mi cabeza…

Y bajo la atenta mirada de Uri la besó.

Salió.

No podía seguir viendo a ese chico besando a Alani, dolía demasiado.

Solo quería salir zumbando de San Myshuno. Él ya no pintaba nada allí, aquel chico la quería y merecía mucho más que él que Alani le correspondiera, había sido capaz de expresarle sus sentimientos y de la manera más sincera. Él no había podido y oportunidades no le habían faltado. Definitivamente era mejor dejarlo así por más que le doliera, desde el principio había sido un imposible ¿Por qué tenía que ser distinto ahora?

Alani y Víctor se disponían a salir del apartamento.

Víctor: Muchas gracias por cuidarla… y por mantenerme informado… si no me llegas a coger el teléfono creo que hubiese empapelado todo San Myshuno con carteles de SE BUSCA.

Alani: Uri… ¿podemos hablar un momento?

Pero él ya no quería hablar, ya había visto lo que tenía que ver, solo quería que todo terminara e irse a casa.

Uri: Vamos chicos, id a casa… Alani, tienes que descansar y reponerte… mira que pillar un gripazo en pleno verano…eres un caso zanahoria… Ya nos veremos.

Recogió sus cosas y se marchó, su aventura en San Myshuno había terminado de una manera muy distinta a como él había planeado… aunque bien pensado… ¿Qué esperaba? ¿Qué lo esperara eternamente? No era justo para ella.

En cuanto llegó a casa Tania pegó un brinco y fue corriendo a preguntarle.

Tania: ¡Uri! ¡No me has dicho nada en estos días! ¡¿De qué vas?! ¡Me tenías preocupada! ¡Judith no coge mis llamadas! ¿Dónde has estado?

Uri: Ahora no Tania…

Fue a ducharse, se quedó largo rato bajo el chorro de agua caliente, viendo una vez tras otra aquel beso desesperado, aquellas palabras llenas de amargura que Víctor le dijo a Alani. Después se encerró en su habitación.

Tania entró al poco rato.

Tania: Eh… Uri… ¿Qué te ha pasado?

Oye… ya no soy una niña… me lo puedes contar… no quiero verte así…

Él se dejó envolver, necesitaba soltarlo y le explicó todo, desde el primer beso con Alani hasta su aventura en San Myshuno. Lloró hasta caer rendido.