2. Un sueño hecho realidad

¡Por fin han llegado! Qué largo se le había hecho el viaje a Liath, 5 interminables horas dentro de un coche para llegar a aquel maravilloso lugar.

Liath estaba acostumbrado a las calles de su pueblo, si le apuras, incluso al desierto de Oasis Springs, donde pasaba muchos fines de semana con su primo, ¿pero aquello? Aquello era otro nivel… Las calles iluminadas por los bares y puestecitos de comida rápida que había por doquier, los inmensos carteles en lo alto de los edificios y las luces de los neones inundaban el lugar. Gente caminado absorta en sus teléfonos móviles o en sus propios pensamientos.

Casius había ido con ellos, y Liath pudo contemplar como su primo estaba igual de maravillado que él. Era tarde, así que lo primero que hicieron fue ir al apartamento que habían alquilado para descansar de tan largo trayecto, cenaron todos juntos y se fueron a acostar. A Liath le costaba coger el sueño, estaba tan emocionado de estar allí y de saber que uno de sus sueños se iba a hacer realidad…

Casius: Liath… ¿Liaaaath? ¿Estás dormido?

Liath: No… No me puedo dormir Casius… estoy super nervioso…

Casius: Es que… ¿tú has visto que guapo es esto? ¡Tío es que no me creo que vayamos a ir a la FrikiCon!

Los niños seguían parloteando sin cesar, sacando todos los nervios y excitación por los grandes días que tenían por delante. Aunque Zuria no tardó mucho en aparecer.

Zuria: Chicos… Son las 2 de la mañana, si seguís así mañana no vais a poder disfrutar de todo lo que os tiene que ofrecer esta gran ciudad… Venga, a cerrar esos ojitos y a descansar.

Casius: Ay tito, es que estoy taaaaan emocionado, ¡que ni ganas de dormir tengo!

Zuria: ¡Jajaja! Ya lo veo, ya, pero hay que intentarlo chicos, me he pegado 5 horas de coche y estoy muerto y es un poco complicado dormir teniendo a dos grillitos parloteando justo al otro lado de la pared.

Liath: ¡Jajaja! Tienes razón, perdona. Ahora mismo cerramos los ojitos. Buenas noches papá.

Malena: ¡Arriba dormilones! Al final tanta charla anoche y hoy se os pegan las sábanas… Venga chicos a asearos que ¡tenemos un día lleno de actividades por delante!

Los chicos saltaron de sus camas y fueron corriendo a desayunar, se vistieron, se cepillaron los dientes y ya estaban listos para empezar su día de aventuras en la gran ciudad.

Estaban saliendo por la puerta cuando Liath cogió un momento a su papá.

Liath: Papi… puedes esperar un momento… Es que… Quería darte las gracias, sé que no he sacado las buenas notas que querías y que estaba un poquito castigado… Pero este regalo ha sido impresionante y sé que no me lo merezco…

Zuria: Mi pequeño… ¿Cómo no vas a merecerlo? Liath, la vida no todo son notas numéricas, no todo es estudiar, sacarse una carrera, casarse y tener hijos. La vida es lo que tu quieras que sea siempre respetando a los demás y respetándote a ti mismo. Los estudios son importantes, sí. Pero también lo es ser buena persona, tener tesón y constancia, ponerte retos, metas y luchar por ello y eso, mi niño, tú lo haces a las mil maravillas.

Sé que estudiar te cuesta, incluso creo que ni siquiera te gusta. Pero sé que cada día te esfuerzas y con eso me basta.

¡Vamos anda! Disfrutemos de estas vacaciones que creo que yo también me las he ganado.

Liath abrazó con fuerza a su padre, y una gran sonrisa se dibujó en su cara.

Los abrazos de papá lo curaban todo y le insuflaban del coraje que necesitaba cuando las fuerzas flaqueaban.

Fueron hacia el parque y allí se encontraron con Joana, Lucas y la pequeña de la casa: Amelia.

Víctor y Alani habían ido a pasar el día a los muelles así que no se iban a poder ver.

Zuria: Ay que ver con estos niños… Les das un poquito de alas y ya se olvidan de sus padres…

Malena: Anda, anda, deja a la niña cascarrabias… Deja que disfrute que lleva un tiempo bastante apagada, necesitaba esta desconexión… Y no te quejes que, cuando llama, con el primero que quiere hablar es contigo… ten a tu hija en tu vientre pa esto…

Todos empezaron a reír y se pusieron a charlar mientras los niños iban corriendo al parque a desfogar toda la energía que tenían.

Es tan cierto que los niños son seres de luz, sin prejuicios, sin maldad… Los tres pequeños conectaron al instante, jugaron juntos todo el día, como si se conocieran de toda la vida, hablaron con todo niño que se acercaba a ellos y les pedía jugar al ver que se lo pasaban tan bien.

Dicen que no hay sonido más bonito que las risas de unos niños, pues el parque de San Myshuno aquel día tenía la sinfonía más bonita que jamás pudieran vuestros oídos escuchar. Risas por doquier, alegría e ilusión inundaban cada rincón de aquel lugar.

Terminaron aquel día dando un paseo por las calles iluminadas de la gran ciudad y cenando todos juntos en un restaurante.

Mientras comía, Liath no dejaba de mirar a todos juntos en la mesa, charlando, riendo, y sintió su corazón pleno, ilusionado, porque estaba en el convencimiento de que le había tocado la mejor familia del mundo, sentía que los amaba como nunca podría amar a nadie y se sintió agradecido con la vida por haberlo colmado de dicha y alegría.

Era momento de acostarse, el día siguiente era el GRAN DÍA, el que había esperado tanto tiempo, iban a visitar la FRIKICON, ¡SU PRIMERA FRIKICON! Así que los niños se fueron corriendo a poner su pijama y a despedirse de Malena y Zuria, no sin antes darles un fuerte abrazo y aprovechando Liath ese momento para susurrarles bajito al odio:

“Gracias papá. Gracias mamá, por hacer que uno de mis sueños se cumpla”

Y con toda la emoción cerraron sus ojitos y soñaron con el gran día que iban a tener.

“¡GUAUUUUU! Este lugar es aún mejor de lo que me imaginaba” Pensó Liath con los ojos abiertos como platos asimilando todo lo que tenía ante él.

Casius y él quedaron un instante petrificados en el sitio contemplando aquella belleza de lugar. Lleno de consolas, aparatos electrónicos de última generación, simuladores e incluso COHETES ESPACIALES, si, si, como lo oís, ¡la gente estaba creando puñeteros cohetes espaciales! ¡¿Pero qué locura era aquella?!

En cuanto se recompusieron salieron corriendo a probar todo aquello.

Zuria: ¡Niños! Tened cuidado, tratad las cosas con respeto y no os alejéis mucho de la zona que no tengo ganas de disgustos ni de que mi hermano mayor me mate, aún soy muy joven…

Liath: ¡Jajajaja! Descuida papá, prometido que de aquí no nos movemos, creo que el simulador va a ser mi hogar durante las próximas horas. ¡Seremos buenos!

Mientras Malena y Zuria aprovechaban el ratito para ir a comprar alguna tontería para los niños para que se la llevaran de recuerdo y porque no, darse alguna que otra carantoña.

Los niños fueron despavoridos a probar todo lo que la FrikiCon tenía para ofrecer. Unas partiditas a R.E.F.U.G.I.O On line, un poquito de Simulación, ¡que pasada poder mover los bloques del BlicBloc con tus propias manos! Sin olvidarnos de las típicas partiditas multijugador de la última consola del momento: Simstation 5.

Las horas pasaban que los niños ni se daban cuenta, pararon un momento para comer y porque Zuria los sacó tirándoles de las orejas porque estaban tan ensimismados que ni hambre les entró.

En un momento dado, Liath empezó a escuchar lloros y algunos gritos, parecían de un niño pequeño y estaba cerca, así que avisó a su primo que se ausentaba un momento pero que en seguida estaba de vuelta, necesitaba ver una cosa y se encaminó hacia el lugar de donde provenía aquel llanto. Lo que allí vio le enervó la sangre y no pudo más que ayudar.