2. Un día en Oasis Springs

¡¡Ayer fue un día GENIAAAAAL!! Estuve en casa de mis tíos, ahora hacía tiempo que no quedábamos todos juntos, echaba mucho de menos jugar con mi primita y hablar con el tío. Me ha regalado unos libros de robótica nuevos que son ¡una pasada! Que ganas de tener mi propio puesto para empezar a trastear. A ver si Papá Invierno se enrolla algún año y me lo deja debajo del árbol…

¡También estuvieron los abus! No paraban de abrazarnos y besarnos a Andrómeda y a mí, el abuelo nos estuvo contando historias de Sixam y Robots héroes de la Galaxia, me encanta cuando pone voz de robot, se ve tan gracioso, creo que a la abuela también le resultaba muy gracioso porque no paraba de reír en toda la historia.

Llegó el momento de comer, normalmente solemos comer los niños primero y así los mayores podían comer tranquilos mientras nosotros jugábamos, pero esta vez habían decidido que comiéramos todos juntos. El tío de repente alzó una copa y dijo:

Naos: Familia, teníamos tantas ganas de compartir esto con vosotros… ¡Vamos a ser papás de nuevo!

Todos se emocionaron, mi primita ponía cara de no entender lo que estaba pasando y yo lo poco que entendí es que tendría un nuevo primito o primita.

Liliam: Estoy del primer trimestre, no nos hemos atrevido a decir nada antes hasta no saber que estaba todo bien.

Miré a mi alrededor, todos estaban contentos, preguntaban a mi tía como se sentía, si querían que fuese niño o niña… Miré a mamá y me di cuenta que estaba un poquito triste, un poquito más callada que de costumbre… Papá la acariciaba siempre que tenía oportunidad, la miraba con ternura y le decía lo mucho que la quería en voz bajita… ¿Por qué mamá estaba así? Que venga un nuevo miembro a la familia siempre es una gran noticia, ¿no?

Estaba jugando al escondite con Andrómeda, me escondí detrás de la casita de juguete en el jardín de mis tíos, ¡estaba segura que ahí no me encontraría! De pronto apareció mi madre, estaba llorando. No quería ver así a mamá, iba a salir para abrazarla cuando vi que se acercaba papá. La abrazó y estuvieron un largo rato así, abrazados, mamá llorando y él callado.

Cuando mamá se calmó un poco, papá empezó a hablar.

Zuria: Ey nena, no te agobies, tampoco llevamos tanto tiempo intentándolo, disfrutemos del proceso, ¿vale?

Malena: Pero no lo entiendo… Con Alani fue todo tan rápido… ¡Sin ni siquiera ir a buscarla! Y ahora que queremos ir a por otro no hay manera… ¿Y si me pasó algo durante el parto y ya no podemos tener más hijos?

Zuria: ¡No pienses eso! Cariño, todo está bien, simplemente tenemos otra edad, los cuerpos cambian, la media de tiempo para conseguir una concepción es de uno a dos años… ¿Nosotros qué llevamos, 10 meses?

Malena: Lo sé, lo sé… Me estoy agobiando demasiado pronto… Pero Alani es mayor, no quería que se llevaran tanta edad, he vivido con mi hermano mellizo y lo que he compartido con él no lo cambio por nada…

Zuria: Naos y yo nos llevamos bastante y también guardo un gran recuerdo… Sé que Alani será una gran hermana mayor, además, tiene esa forma de ser tan especial que estoy convencido que van a jugar y van a disfrutar mucho juntos… Por favor, no te agobies, no pensemos en ello, disfrutemos, querámonos y que sea cuando tenga que ser…

Mamá pareció quedarse más tranquila, abrazó a papá y se besaron… EEEEEEECSSS… ¡Qué asco! 🤢

A todo esto, al rato me encuentro a mi primita justo a mi lado, chafardeando la escena conmigo.

Alani: ¡Pero bueno enana! ¡¿Cuánto rato hace que estás aquí?!

Andrómeda: ¡Jijijiji! ¡T’enconté! 😁

Mis padres ya se habían metido dentro así que empezamos a corretear por el patio y a reír. ¿Así que mamá y papá querían darme un hermanit@? ¡Qué ilusión! ¡Un bichito como Andrómeda correteando por casa!

Dentro los mayores iban hablando de sus cosas, de Jordan e Isao, Lucas y Joana, Coral y Alaris, cada cual tenía su vida, a algunos los veían más y a otros los veían menos, pero siempre tenían un momento para llamarse y ponerse al día, para papá sus amigos son tan importantes como la familia y siempre encuentra la excusa perfecta para reunirse y contar batallitas. Yo espero poder seguir con la tradición con los poquitos amigos que tengo.

Empezaba a hacerse tarde, el abu llevó a Andrómeda a dormir, pero no sin antes leerle un cuento… Yo me recosté delante de él en el suelo, contemplándolo, escuchándolo, me sentía tan a gusto con ellos, ¿por qué teníamos que vivir en Windenburg? Yo quiero vivir cerquita de mi familia y poder ver a los abus siempre que quiera y jugar con mi primita todas las tardes. Seguro que aquí no hay Conrads tontos que me saquen de quicio...

Buenas noches diario, ¡hasta mañana!