13. La Razón vence al Corazón

Tania llevaba unos meses cabizbaja, no le apetecía salir, estaba más callada, más ausente… Nada normal en aquella muchacha divertida y risueña. Su hermano le preguntaba constantemente.

Uri: Tania, ¿Qué te pasa? últimamente no eres la misma…

¡¿Qué has hecho con mi Tania vil diablo que vive en sus entrañas?! 😈

Siempre intentaba hacerla reír, y ciertamente, con esas ocurrencias conseguía que se le escapara alguna carcajada que otra.

Tania: Ayyyy hermano, ¿Qué sería de mí sin ti?

Uri: Pues nada, ¡por supuestísimo! ¿Quién te iba a querer tanto como yo? Con lo déspota, cansina y repelente que eres…

Tania seguía riendo, necesitaba tanto a aquel hombre en su vida...

Tania: Si, si… Lo que tú digas, pero no podrías vivir sin esta déspota, cansina y repelente, y lo sabes 😏.

Uri la abrazó muy fuerte, que razón tenía, no se imaginaba la vida sin ella, si le dieran la oportunidad de volver a nacer elegiría nuevamente la vida que tenía. Sin dudarlo.

Uri: En serio peque… Si necesitas hablar sabes que puedes confiar en mí… No soy un gran experto de la vida, pero creo que algún consejillo te puedo dar…

Tania le pidió a su hermano que se sentaran en el sofá, necesitaba hablar con alguien, escupir el nudo que tenía en el estómago y en su corazón.

Tania: Uri… es complicado… Hay alguien que me gusta mucho, pero mucho, MUCHO. Y… no sé… 👉👈

Uri: Pero a ver, ¡¿estamos locos?! ¡¿Quién en su sano juicio iba a rechazar a un pivón como tú?! Ahora sí que me dejas de piedra Tania… Estoy seguro de que cualquier tío estaría como loco por estar contigo… ¡lánzate!

Tania: Es que… es difícil… es que… No es un chico de quien me he enamorado…

Uri: ¿Ese es el problema? ¿Qué te gusta una chica y no te atrevías a decírmelo? 😮

Tania, jamás te juzgaría, te quiero tal como eres, ames a quien ames. Además, debo decirte que no entiendo que veis las mujeres en los tíos, con lo bonito que es el cuerpo de una mujer…

Tania sonreía, ¿Por qué su hermano hacía que pareciera todo tan fácil?

Uri: Oye, ¿quieres que te prepare una cena, invitas a esa personita y yo me largo y os dejo tiempo? ¡Dicen que por el estómago se liga un huevo! ¿Tal vez a esa persona también le gustas y tampoco se atreve a decírtelo? Si ambientamos el tema…

Tania: No lo creo Uri… Yo no le gusto… últimamente me habla mucho de alguien que ha conocido, está en una nube… Y me alegro mucho por ella, pero… Me duele, siento celos de que esa persona le haga sentir todo eso y no pueda ser yo… Es ahí donde me he dado cuenta de lo que siento por ella…

Uri se quedó pensativo, no sabía que decir a su hermana para animarla, el amor no correspondido era jodido…

Uri: Joder peque… pues no se muy bien como ayudarte… Si me dices quién es podemos idear un plan, a lo mejor sólo necesita un empujoncito…

Tania: Bufff… te vas a reír cuando sepas quien es Uri… Es que es un imposible… Me he pillado por Alani…

Al escuchar aquel nombre le costó reaccionar... Abrazó a su hermana y le dijo “todo irá bien”.

Aquel fin de semana Uri convenció a Tania para que se marchara otra vez a Evergreen con su pandilla. Necesitaba salir, despejarse, divertirse, habían empezado las vacaciones de verano así que podía alargar la estancia lo que quisiera. Aunque, por otro lado, también es cierto que él necesitaba estar solo, pensar con calma… Él era la persona que estaba haciéndole daño, sin quererlo la estaba haciendo sufrir.

Estaba tranquilo en su casa, terminando de rellenar unos informes del trabajo cuando llamaron a la puerta, “capaz es esta muchacha de haberse dado la vuelta y volver” pensó. Cuando abrió se quedó sorprendido al ver que era Alani quien estaba esperando.

Uri: Zanahoria… ¿Qué haces aquí? Tania no va a estar este fin de semana.

Alani: No vengo precisamente a ver a Tania…

Y le abrazó.

Se metieron en casa, Uri estaba tenso, no esperaba encontrarse con Alani aquel fin de semana, necesitaba pensar, necesitaba espacio… Alani iba a besarle, pero él la apartó.

Alani: ¿Qué te ocurre?

Tiró de él y lo llevó al sofá, tenía tantas ganas de besarle, abrazarle, necesitaba hacerle el amor. Uri se dejó llevar, empezaron a besarse, esa muchacha lo volvía loco… Pero la conversación con su hermana le vino a la mente como un relámpago y de pronto paró…

Se levantó del sofá y Alani le siguió.

Uri: Alani… Es mejor que te marches…

Alani: Que te pasa Uri… ¿Puedo ayudarte en algo? Se me dan bien los ordenadores…

Uri: Alani, en serio, no necesito tu ayuda, no quiero que estés aquí, sólo quiero que te vayas.

Alani: No te entiendo… el fin de semana pasado estuvimos genial, ¿a qué viene este rechazo? ¿Hice algo mal? Puedo mejorar… de verdad…

Uri: Alani, no se trata de mejorar o no…

Mira…

Ha estado bien, ¿vale? Pero no podemos seguir viéndonos…

Alani se puso en alerta, ¿Qué significaba aquello? No sabía cómo catalogar lo que Uri y ella tenían, pero si algo tenía claro es que quería que aquello continuara, necesitaba a Uri a su lado… Estaba enamorada de él.

Alani: Oye, hablemos, no sé qué te ha pasado, pero hablando se entiende la gente…

Al ver su insistencia Uri supo que debía ser duro, que debía hacerle daño para que se apartara. El dolor duraría un tiempo, pero luego pasaría y se olvidaría de él. Lo que no tenía tan claro era si él pasaría página tan fácilmente…

Uri: ¡Alani no podemos seguir viéndonos porque no siento nada por ti!

Se quedó parada, sin poder reaccionar. Tenía tantas ganas de llorar, ¿por qué le estaba diciendo eso? No era así como lo sentía la semana pasada…

Alani: Me estás mintiendo…

Uri no podía mirarla a los ojos, le partía el alma ver aquella cara desencajada, pero con toda la frialdad que pudo le espetó.

Uri: Lo siento, pero es así…

Nos hemos divertido, ha estado bien, pero es momento de dejarlo correr, no puedo darte lo que tú esperas de mí…

Hay miles de chavales ahí fuera que estarán encantados de estar contigo…

Alani: No… no es verdad… Siento como me besas, la ternura con la que me abrazas… Y el fin de semana pasado…

Uri: Joder… el finde pasado te llevé a ti porque me falló la chica con la que quería ir… ¡Eras el polvo fácil Alani!

No pudo aguantarlo más y las lágrimas empezaron a brotar. Uri seguía frente a ella, se maldijo por haberla herido de aquella forma, se odió por no tener el valor de decirle a su hermana que estaban enamorados de la misma persona, pero le aterraba tanto perder a Tania, su niña, su única familia… Su corazón le imploraba que le pidiera perdón, que la abrazara y la besara, pero su razón lo mantuvo inmóvil y añadió la estocada final.

Uri: Alani, lo siento… Estoy enamorado de otra chica…

Joder… te dije que no te iba a regalar cuentos de hadas…

Alani: Cierto… has cumplido tu palabra… Me acabas de regalar un cuento de robots asesinos…

Se secó las lágrimas y salió de la casa.

Uri fue a su habitación a trompicones y se derrumbó en su cama... La razón ganó al corazón… Al menos Tania no sufriría por su culpa, ya no.