12. La vida es sueño

Cuando llegamos al lugar me quedé maravillada, ¡Sí que era muy bonito! Una zona rodeada de árboles, podías ver los campos de cultivos, de allí partían varios senderos que te adentraban en el bosque. Nos sentamos en una de las mesas y nos pusimos a comer.

Uri: ¡Si llego a saber que hay parrillas no hago nada en la casa! Ya le diré a Judith que se dejó ese dato importante por explicarme.

Seguimos charlando un rato y luego nos fuimos a pasear por uno de los senderos. Estaba todo tan tranquilo, me quedé embelesada escuchando el ruido del viento chocando con las ramas, el canto de los pájaros, nuestros pies pisando la hierba húmeda… Sin darme cuenta cogí la mano de Uri, el me miró y con una sonrisa me soltó y rodeó mi cintura con el brazo, creo que el corazón me iba a estallar de felicidad.

Cuando llegamos de nuevo al claro donde habíamos comido nos tumbamos un rato en la hierba, miramos las nubes y seguimos charlando.

Alani: Eres tan distinto… No tiene nada que ver este Uri con el que veo cuando estás con Tania…

Uri: No soy distinto zanahoria… Simplemente con Tania debo guardar un poco más la compostura, si estoy solo contigo me desarmas…

Alani: ¡Pero cuando estás con Tania te metes mucho más conmigo!

Uri: Siempre lo he hecho, con todos y cada uno de sus amigos, no quiero que mi hermana note que de todos sus amigos, tú eres mi preferida…

Eh… Si crees que me paso mucho dímelo Alani, no tenía ni idea de lo de aquel chico… no es mi intención herirte, picarte un poquito si…

Alani: No tenías por qué saberlo, no te preocupes, además ya me he acostumbrado… Pero puedo asegurarte que al principio te odiaba con todo mi ser…

Uri: Vaaaaya… empiezan a salir los trapos sucios ¿eh? ¡jajajaja!

Se quedó un momento en silencio, pensativo…

Uri: Oye Alani… me gusta…

Me puse colorada otra vez, ¿le gusta? ¿Qué le gusta? ¿Qué le odiara? Con un hilo de voz le contesté:

Alani: ¿El qué?

Uri: Me gusta lo que me dijiste cuando te separé de la pelea con el chaval aquel… Aunque sigo sin aprobar lo que hiciste, encontré muy loable por qué lo hiciste… Que te lanzaras sin pensar en las consecuencias por defender a un amigo. Estoy feliz de que Tania tenga amigos como tú. Eres una gran tía Alani, te lo digo en serio.

Uri no es un chico de hacer muchos cumplidos, tal vez su experiencia de vida le había hecho ser un poquito más frío, no era muy dado a expresar lo que sentía y que me dijera aquello me llenó de emoción. Le besé con un amor desmesurado, quería que sintiera todo lo que yo sentía por él, quería desarmarlo de verdad, quería que se abriera a mí, que me dejara entrar en su corazón para quedarme.

Era tarde y Uri quería ir al pueblo, había más gente paseando por allí de lo que nos pensábamos, se veía muy animado, tenía sus tiendecitas y algún puesto ambulante donde vendían productos artesanales, había unas mermeladas que tenían una pinta… Nada que ver con las mermeladas que compra papá en el súper, íbamos paseando por la calle principal, nos paramos delante de un escaparate y Uri me besó.

De la nada apareció una señora mayor y pegó un chillido.

¿?: ¡Desvergonzados! Será posible estos turistas de pacotilla… ¡Muchacho! ¡¿Cómo se atreve a realizar semejante acto en público?! ¡Y con una niña ni más ni menos! ¡A la hoguera lo mandaba yo!

Uri: Disculpe señora… Yo…

Y no le dio tiempo a decir nada más, recibió un buen bolsazo por parte de la señora. Yo me quedé mirando la escena atónita.

¿?: Y ahora váyanse de mi vista… ¡Y que corra el aire!

Nos metimos un momento en un bar que había en la plaza, Uri aún tenía la cara desencajada, nos pusimos en la barra y pedimos unas bebidas. La chica que nos atendía nos preguntó.

¿?: ¿Qué os ha pasado?

Alani: Una señora mayor le ha arreado un bolsazo, y es que no logro entender por qué…

¿?: ¡Jajajaja! Así que habéis conocido a la señora Culoprieto… ¿No estaríais haciéndoos carantoñas muchachos? Esa bruja no soporta las muestras de cariño en público…

Alani: Aaaaanda… acabáramos…

Sara: Me llamo Sara, soy la jefa del local, un placer saludaros. Nada, no hagáis mucho caso de esa vieja loca, desde que la plantaron en el altar que no quiere saber nada del amor y no soporta ver a tortolitos por su alrededor.

Después de cenar en aquel bar ya era tarde y nos fuimos para la casita. La verdad es que estaba bastante cansada y un poco destemplada, la temperatura en este pueblo por la noche se desplomaba. Uri me abrazó para hacerme entrar en calor.

Alani: Creo que me voy a pegar una ducha calentita… Ahora salgo ¿Vale?

Me estaba relajando bajo el chorro de la ducha cuando Uri se metió conmigo.

Uri: Creo que tengo una manera mejor para hacerte entrar en calor, zanahoria…

Y a partir de ahí Uri cumplió con lo que me dijo por la mañana, poquito dormimos aquella noche, pero puedo asegurar que fui la mujer más feliz del mundo.

Esta mañana nos hemos levantado temprano, teníamos que recoger para volver a casa, ¡joooo! ¡Yo no quería que esto terminara! Hemos desayunado unos huevos con tostadas, ¡esta vez los he hecho yo! Y nos hemos dispuesto a salir, no sin antes comernos a besos, a saber cuándo vamos a poder tener otro rato como ese…

Uri me ha dejado en casa y se ha marchado a la suya. Cuando he entrado ha venido corriendo mi hermano a abrazarme.

Liath: ¡¡TAAAAATAAAAAA!! ¡Ya estás de vuelta! ¡Te he echado mucho de menos! ¿Te lo has pasado bien?

¡Este enano me da la vida! me he ido un rato a leer y a jugar con él.

Apenas dormí la noche de ayer y hoy estoy muerta, así que ahora que ya he escrito todo lo que ha ocurrido este maravilloso fin de semana, me voy a dormir a pierna suelta. Buenas noches.