10. El mejor y peor día de mi vida

Nuestras respiraciones se aceleraban, la ropa me empezaba a sobrar, quería tocar su piel, le quité la camiseta y el me frenó.

Uri: Alani… Si sigo no voy a poder parar… No quiero hacer algo de lo que mañana te arrepientas.

Me quité el vestido, Uri ya me había visto desnuda, aun así sentía pavor, ¿y si no le gustaba mi cuerpo?

Alani: No quiero que pares…

Me abrazó y seguimos besándonos, me llevó a su habitación y me tumbó con cuidado en su cama.

Alani: Uri… yo no…

Uri me sonrió y se tumbó encima de mí, seguía besándome, acariciando cada centímetro de mi piel, cada rincón de mi cuerpo, noté un ardor en mi bajo vientre, algo que jamás había sentido antes.

Acarició mi mejilla y me dijo en susurros:

Uri: Ey… no tengo prisa… Podemos dejarlo aquí por hoy…

Estaba temblorosa… No… No quería que parara, quería llegar hasta el final, quería que siguiera acariciándome, seguir sintiendo aquella sensación, aquella euforia, aquel ardor.

Cogí la mano de Uri y la llevé hacia mis braguitas… Me sonrió y empezó a tocarme… ¡Dios mío que locura! Notar su aliento en mi cuello, sus húmedos labios en mi piel, sus hábiles dedos…

Alani: No pares Uri…

Se puso encima de mí.

Uri: En cualquier momento que necesites que pare no te calles Alani, dímelo por favor…

Siguió besándome, se quitó los pantalones y me quitó la ropa interior, se puso un preservativo y entonces entró en mí… Al principio dolía, un pequeño quejido se me escapó y me miró alarmado.

Uri: ¿Estás bien?

No quería que parara, le dije que sí con la cabeza y él siguió. Jugueteaba con mis labios y empezó a moverse, me dejé llevar, mis caderas se movían al ritmo que él me marcaba, ya no sentía dolor, sólo sentía placer.

Sus movimientos cada vez eran más rápidos, sus envestidas más fuertes. Me volvían loca sus gemidos y jadeos. Me susurró tembloroso.

Uri: Alani ¿has llegado?

Me ruboricé y le dije que sí, entonces el terminó. Nos quedamos un rato abrazados, besándonos. El hizo ademán de separarse pero yo no quería y lo abracé con más fuerza.

Uri: Alani… No querrás que se te quede el preservativo dentro…

¿Sabes que estás preciosa después de hacerlo?

Le solté y se acostó a mi lado, estaba en una nube. Me lo quedé mirando un rato y le pregunté.

Alani: ¿Has estado con muchas chicas?

Uri: ¿En serio quieres saber eso?

Me sonrió y continuó.

Uri: Teniendo en cuenta que con una enana en casa es un poco complicado, he estado con todas las que he podido…

Alani: Eso suena a muchas… ¿Y nunca te has pillado por ninguna?

Uri: ¡jajaja! Solo de una… mi ex… las demás solo han sido rollos, unas han durado un poco más y otras han sido solo de una noche.

Tenía otra pregunta en mi cabeza… Pero no me atreví a hacérsela.

Alani: Creo que me estoy quedando frita… Buenas noches Uri…

Uri me besó.

Uri: Dulces sueños zanahoria.

Me quedé dormida abrazada a él. Me sentía protegida en sus brazos y me quedé con aquella pregunta rondando en mi cabeza. ¿Qué había significado esto para él? ¿Yo también era un rollo más?

Un ruido me despertó. Miré a mí alrededor, estaba sola en la habitación, no era una habitación muy recargada y todo estaba ordenado. Pensé en la noche que habíamos pasado y me ruboricé… ¡Dios mío! ¡Me había acostado con él! Escuché el ruido de la ducha y me fui derecha al cuarto de baño.

Entré, Uri no se había percatado que estaba allí, me quedé un momento observándolo, estaba cañón… Me metí en la ducha con él.

Uri: ¡Ey zanahoria! Buenos días.

No le respondí, simplemente me lo comí a besos, quería volverlo a hacer, quería volverle a sentir dentro de mí.

Uri: Vaya señorita, veo que te has levantado con mucha energía hoy…

Seguimos besándonos y volvimos a hacer el amor en la ducha.

Cuando salimos del cuarto de baño tenía un hambre que me moría, Uri no tenía gran cosa en la nevera.

Uri: ¡Ups! Ayer se me fue el santo al cielo por culpa de cierta persona y no fui a comprar… Anda, vamos, te invito a un colacao Zanahoria.

Alani: ¡Uri! Deja de tratarme como una niña, ¡jo! Ya tomo café ¿sabes?

Uri: ¡Jajajaja! Vale, vale, perdona… Te invito a un café y ¿me permites un croissant?

Alani: Así mucho mejor, ¡aceptado!

Me ha abrazado y hemos ido a la cafetería del centro del pueblo.

Hemos estado desayunando. No hemos parado de hablar en todo el rato, me explicaba anécdotas con Tania, yo le explicaba mis aventuras y desventuras con mi hermanito. Me siento tan a gusto ahora con él, y pensar que al principio me caía como el mismísimo culo… Ha estado hablando por mensaje con Tania, iba a llegar en poco rato, ya estaba en el tren. Me ha acompañado hasta casa, quería abrazarle para despedirme pero Uri estaba tenso.

Uri: Zanahoria… por el momento es mejor así… nos vamos viendo ¿vale?

Él tomó su camino y yo he entrado en casa… ¡Ahora mismo estoy en una nube! Si es un sueño ¡que nadie me despierte!

He pasado toda la mañana jugando con mi hermano pequeño, se lo debía, además estaba de muy buen humor.

He estado mensajeándome con Tania, hoy tampoco nos íbamos a ver, estaba muy cansada del fiestón que se había pegado, así que quedé por la tarde con Taro para ir a pasear al parque, hacía ya días que no pasábamos tiempo solos.

Cuando nos vimos Taro me pegó un gran abrazo.

Taro: ¡Joder Alani! ¡Dichosos los ojos que te ven! Desde que estás con Tania que no te veo el pelo tía.

Alani: Lo siento Taro, de veras… Prometo que voy a dedicar un día a la semana solo para estar contigo, palabrita del niño Jesús.

Los dos nos hemos partido el culo, necesitaba este rato de charla con mi más mejor amigo del mundo mundial, hablamos de todo, de sus ligues, de mis estudios, de robótica, de su Orden y del futuro.

Todo iba genial hasta que ha aparecido el imbécil de Conrad… últimamente la vuelve a tener pillada conmigo…

Conrad: Vaya, vaya, mira quién tenemos aquí… ¡NARANJITA! Y el idiota de su amigo… ¿Dónde te has dejado a tu novia naranjita? ¿Hoy no te va a salvar el culo?

Taro: Lárgate por donde has venido Conrad, no te ha hecho nada…

Conrad: ¡Tú te callas engendro!

Conrad era de lo peor que había en aquel pueblo: altivo, snob y racista, no soportaba a la gente que era diferente a él.

Estaba tan harta de que se metiera conmigo… Desde que soy niña que este tío me hace la vida imposible, así que me armé de valor y me encaré con él. No iba a permitir que se pasara ni un pelo, ni conmigo ni con mi amigo.

Unas palabras llegaron a otras y de ahí me metí en un bucle que terminé a puñetazo limpio con él…

De repente alguien pegó un grito.

Uri nos separó.

Uri: ¡¿Pero tú estás loco tío?! ¡No se trata así a una mujer!

Conrad: Yo no he hecho nada, ¡la naranjita está loca! ¡Ella me ha atacado!

Alani: ¡Y una mierda! ¡Eres un puto rajado! ¿Viene alguien mayor que tú y te haces caquita? ¡Dile! ¡Dile todo lo que nos has soltado a Taro y a mí! Te odio Conrad, eres el ser más repugnante que hay en todo Windenburg.

Conrad salió por patas de allí, Uri se quedó con nosotros y me pidió explicaciones - ¡Encima! -

Uri: ¡¿En serio has empezado tú la pelea?! ¡¿En que estabas pensando Alani?! ¡Ese tío te hubiese crujido!

Alani: ¡Estoy harta de él! Me hace la vida imposible desde que somos unos críos, se estaba metiendo con Taro, no puedo consentir que hagan daño a mis amigos. Lo volvería a hacer una y mil veces, me da igual que me riñas…

Uri: Eh... Ven aquí...

Estaba temblando de los nervios y Uri me abrazó… aquel abrazo me desarmó y rompí a llorar.