10. Cuando tú caes, yo te sostengo

[Para entender este capítulo recomiendo que leas antes el capítulo de Vidas Paralelas: Imposible]

VP: Imposible

Hace unos meses que Coral anda súper rara, está seria, ausente… Apenas habla y parece que está ennortada… A las horas del descanso no viene con nosotros, se queda sentada en su pupitre adelantando la faena de clase o simplemente mirando al vacío.

Zuria: Empieza a preocuparme Coral, ya son muchos meses que está así…

Jordan: está así desde que se juntó con el chico nuevo de su clase… ¿Estará pillada por él? ¿Le habrá dado calabazas y está con mal de amores?

Seguimos debatiendo por un buen rato, la conclusión más lógica era lo que decía Jordan, pero ¿por qué Coral no nos contaba nada? Las penas compartidas son menos penas.

Hoy por fin Coral ha dado señales de vida, se ha apuntado a venir al parque a pasar la tarde con nosotros, hemos hablado y creemos que es mejor no agobiarla, si ella no quiere hablar de lo que le sucede, nosotros no vamos a preguntarle ni forzarla.

Cuando ha llegado se ha unido al grupo, sin más, hemos echado unas canastas pero ella se mantenía quieta, mirándonos. Me moría de ganas de abrazarla, esa no era mi Coral, ¡quería que volviera mi loca favorita! ¿¡Qué te pasa!?

Coral: Chicos… ¿Os puedo pedir un favor muy gordo?

Todos paramos en seco, ¿por fin nos iba a contar qué le pasaba? ¿Qué le atormentaba? Cuando vio que todos estábamos por ella, siguió hablando:

Coral: Necesito que me acompañéis a un sitio, debo hablar con alguien… Y sobre todo necesito vuestro apoyo, seguidme la corriente en todo lo que diga…

Y con un hilo de voz nos pidió:

"Por favor…"

Así que la seguimos y nos quedamos flipados de a dónde nos llevó.

Lucas: ¡Venga ya! ¡¡Tía, ya vimos suficiente cuando vinimos aquí!! ¡Nah! ¡Nah! ¡Ni de coña vuelvo a entrar ahí!

Me quedé mirando la casa y volví a mirar la ventana en la que tiempo atrás me pareció ver a un niño. Estaba vacía.

Coral no escuchó las quejas de nadie y se acercó a tocar al timbre. Al poco un hombre alto nos abrió la puerta y con cara de desquiciado soltó.

Caleb: ¡¿Otra vez tú?! Coral, ya te lo he dicho, Alaris no puede volver al instituto, no podéis volver a veros, fue un error dejarlo ir desde el principio.

Coral: Pero señor Vatore, nosotros somos sus amigos, ¡le echamos de menos! Le prometo que cuidaremos de él, no se meterá en líos. Zuria y Joana son los más sensatos del grupo ¡ellos mismos le pegarán un tirón de orejas si lo hace!

En ese momento apareció Alaris detrás del señor Vatore, noté como Coral se tensaba. Poco lo habíamos visto por el Insti, siempre estaba solo o con Coral pero jamás se acercaba a nosotros. Lo observé detenidamente y un "deja vu" azotó mi mente: ¿el niño de la ventana?

Alaris: Papá, ¿por qué no confías en mí?

Caleb: Alaris, entra en casa. ¡YA!

El señor Vatore iba a cerrar la puerta cuando hablé:

Zuria: Señor Vatore, su hijo nos importa, somos una piña, si uno sufre sufrimos todos, no es justo el trato que le está dando, es un chico como cualquiera de nosotros, con ilusiones y sueños. ¿Por qué no nos deja disfrutar de su compañía?

Salió otro hombre, calmado, con una mirada de bondad que inundaba la calle, acarició al señor Vatore y le dijo:

Morgyn: Amor, no podemos tener a nuestro hijo encerrado entre estas cuatro paredes eternamente, merece otra vida, ¿no te parece?

Ese hombre lo desarmaba por completo, calmaba su espíritu, le daba paz.

El señor Vatore gruñó "Pasad" y todos nos adentramos en aquella lúgubre casa. Para nuestra sorpresa por dentro era completamente distinta, era acogedora, bien iluminada ¿Cómo podía ser? Desde fuera no se veían luces, era un truco de magia ¿o qué?

Morgyn: Soy tan feliz de que nuestro hijo tenga grandes amigos como vosotros…

Caleb: Está bien… Alaris seguirá yendo al instituto, pero deberéis seguir al pie de la letra mis normas:

1. Está terminantemente prohibido que Alaris salga de noche.

2. Nada de ir a lugares donde haya mucha gente.

3. No podéis salir de Oasis Springs.

Y la siguiente norma va en especial a Coral y mi hijo: No podéis estar juntos.

¿Lo habéis entendido?

Todos asentimos, pero vi la pena en los ojos de aquel chico y Coral, ¿por qué les había dicho aquello? ¿Habían hecho algo malo? No entendía nada…

Acompañé a Coral a casa y al llegar me abrazó.

Coral: Gracias Zuria por ayudarme, sé que os he metido en un aprieto, no conocéis de nada a Alaris… Es muy buen chico, un poco solitario… me importa…

Zuria: Bueno, no le he dicho ninguna mentira al señor Vatore… podría decirse que le he dicho una verdad a medias porque realmente todas esas palabras eran por ti, somos una piña Coral, lo que a ti te importa a nosotros también. Me alegro que Alaris vuelva al Insti, se ve un chico agradable, creo que ha salido más a su otro padre.

Los dos empezamos a reír.

Zuria: Coral… Puedo preguntarte ¿a qué ha venido la última norma del padre borde de Alaris?

Coral: Zuria… Alaris es un chico muy especial… Empezamos a tontear. Un día en su casa, no aguantaba más y me lancé, ya sabes como soy: primero actúo y luego pienso, nos besamos y su "padre borde" nos pilló, puso el grito en el cielo y después de ese día ya no volvió al Insti.

Coral: Quiero a Alaris, y si de algo estoy segura es que voy a conseguir que el señor Vatore me acepte, voy a estar siempre con él.

Y me regaló la mejor de las sonrisas.

Ahora si había vuelto mi Coral.