19. El polizón

Una personita de piel lila estaba mirándome, con unos ojos profundamente negros y cara de curiosidad. Me quedé quieto, ¿Cómo había llegado hasta aquí esta criatura? Parecía un niño pero desconozco el ciclo vital de aquella especie… ¿Lo había visto alguien más?

El pequeño se acercó más a mi, yo era incapaz de reaccionar, me dijo: "Naos (señalándose) Na - os." se quedó mirándome, como esperando algo… En ese momento no entendía que quería, mi cabeza no daba pie con bola.

El pequeño volvió a repetir lo mismo, cogiéndome de la mano:

"Naos…"

y luego me señaló a mi. ¡Ahora lo entendía! ¡Se estaba presentando! Así q le dije:

Nane: Nane, me llamo Nane.

El pequeño seguía a mi lado, sonriendo. ¿Qué iba a hacer con él? ¡¿Como lo devolvía a su planeta?!

Por el momento decidí entrarlo a casa, Becks me iba a matar pero no podía dejarlo correteando por la ciudad y que cualquiera se lo encontrara… A saber que suerte correría… estoy seguro que sería un perfecto conejillo de indias.

Cuando llegué a casa Becks se abalanzó sobre mi, que ganas tenía de estrecharla entre mis brazos, nos comimos a besos sin reparar en el pequeño polizón que venía detrás mío que nos miraba con mucha curiosidad.

Cuando se percató del muchachito morado soltó un gritito que asustó al pequeño:

Becca: ¡¡Nane!! Pero que…

Nane: Becks, no sé como ha llegado aquí, creo que se debió colar en el cohete pero no se puede quedar en el laboratorio… si lo descubren querrán hacerle pruebas… no es más que un niño…

Becks lo miraba sorprendida, el pequeño se acercó entonces a ella, cuando notó que estaba más calmada se señaló y le dijo:

"Naos…"

Me señaló a mi y dijo:

"Nane…"

y por último señaló a Becks y se quedó esperando.

Ella enseguida le entendió y le contestó:

Becca: Me llamo Becca.

Y le sonrió.

Aquel pequeño pareció ponerse contento y empezó a dar saltos de alegría y a aplaudir pero enseguida empezó a bostezar…

Fuimos a la habitación de Zuria, estaba dormido, me quedé un ratito embobado mirándolo, ¡Cuánto había crecido! Becks me abrazó y nos volvimos a besar, cuánto les había echado de menos. Preparamos una cama para Naos, al día siguiente vería cómo podía ayudarle a volver a su planeta.

Estaba agotado, que día tan extraño. Becks salió del baño, estaba tan sexy… se sentó encima mío y me empezó a besar… necesitaba tanto volver a tocar su ardiente piel, besar sus carnosos labios, decirle una y mil veces lo mucho que la amaba… hicimos el amor hasta que caímos rendidos.